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¿Por qué me siento tan frustrado con mi pareja todo el tiempo?

Eric Villalba
Eric Villalba
2025-08-09 23:49:01
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La intolerancia a la frustración en las relaciones de pareja es uno de los grandes caballos de batalla. Hay quien no acepta ciertas reacciones, decisiones o comportamientos del otro y exige un cambio. Cuando esto no sucede, surge el enfado, la ira y la frustración, porque cuando no hay tolerancia ni aceptación, se deriva en estas conductas claramente problemáticas. Es más, esa baja resistencia a la frustración es una clara inmadurez emocional que a menudo, puede derivar en maltrato psicológico. La persona con baja frustración confunde deseos con necesidades; lo que quiere en un momento dado, lo quiere ya. En caso de no obtenerlo, aparece el reproche, la proyección de la culpa sobre la pareja y el mal humor. Otra característica de la intolerancia a la frustración en las relaciones de pareja es la incapacidad para manejar las emociones. De este modo, la persona que no sabe manejar esta realidad, vive hostigado constantemente por su propia ira, por la rabia y el enfado. Lejos de reconocer su incapacidad para controlar sus emociones, se limita a culpabilizar al otro de su malestar. La vida con una persona que está eternamente frustrada tiene el sabor de la infelicidad. Estamos ante una personalidad inmadura y, alguien con este perfil, no solo dará forma a comportamientos inmaduros, sino que derivará a menudo en conductas pasivo-agresivas. Aparecerá el chantaje, el victimismo, la manipulación emocional, el reproche, el enfado constante… Quien se frustra y acumula ira, porque no somos como se espera, no entiende de aceptación y tolerancia. Lo mejor en estos casos es no ceder ante las demandas de quien ansía controlarnos para apaciguar su frustración. Lo que hay que hacer es argumentar, marcar límites y explicar por qué no es posible ceder en todo. Una relación de pareja es saber hacer equipo, no vivir en una dictadura emocional. En caso de que no veamos cambios ni mejoras, deberemos tomar una decisión. Porque no es tarea nuestra reeducar al otro, ser pareja no es hacer de padre ni de madre. Una vez llegada a la edad adulta, cada cual debe ser consciente de sus carencias y trabajar en ellas y una prioridad en nuestro camino hacia la madurez es precisamente saber tolerar la frustración.