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¿Por qué duele la indiferencia?

Marcos Hernando
Marcos Hernando
2025-08-11 08:28:57
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A veces, la indiferencia y la frialdad hacen más daño que la aversión declarada. La indiferencia anula nuestras expectativas sobre aquellas personas que pensábamos que estarían de nuestra parte. En ocasiones preferimos recibir alguna palabra desagradable, porque denota que le seguimos importando al otro. Pero cuando no recibimos ni una señal, sentimos que ya no importamos. La indiferencia largamente proyectada sobre alguien en concreto o sobre un colectivo es una forma de maltrato. Es un sufrimiento que trasciende nuestras emociones para llegar también a nuestro cuerpo. Quizá no hay nada más destructivo que sentir que somos completamente irrelevantes para alguien próximo. La víctima de la indiferencia siente un profundo malestar emocional, en la medida que el otro la aísla y la desprestigia. Esto es así porque las personas, como seres sociales y con necesidades emocionales, aspiramos a establecer una relación de constante interacción con nuestros seres queridos. Si en un momento dado empezamos a percibir silencios, vacíos y frialdad, no es bueno rendirse. La indiferencia está ligada a la insensibilidad y a la frialdad. Mostrarse indiferente ante alguien implica que estás aparcando todos tus sentimientos, que no existe para ti.
Juan Pineda
Juan Pineda
2025-08-11 07:11:47
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La indiferencia genera un estado de insensibilidad, de anestesia afectiva, de frialdad emocional, y una situación de desapego psíquico, lo cual, si se vive así de forma inconsciente ocasiona problemas sociales. A las personas nos gusta sentirnos queridos, escuchados, entendidos y apreciados, y nos hace sentir mal la indiferencia, donde cualquier muestra de atención es mero teatro. La indiferencia endurece psicológicamente, impide la identificación con las emociones ajenas, distancia de las potencialidades de afecto y compasión, acorazando el yo, e invita al aislamiento interior, aunque la persona, en lo exterior, resulte muy sociable o incluso simpática. Una de las peores situaciones ante la que cualquier persona se puede encontrar no es el odio, ni la rabia contenida, ni la ira, ni que te miren de forma desafiante, es la Indiferencia, es mirar a unos ojos que no te digan nada, es hablar por hablar con alguien sin estar prestando atención a las palabras, es sentir soledad teniendo a alguien al lado, como si se fuese invisible. Se está en indiferencia cuando no hay creencias, cuando nada atrae y nada llama a asumir la defensa de lo que, alguna vez, se encuentra justo y bueno. La indiferencia es una “falta de diferencia”, lo que crea un estado, en el cual, no se distingue entre la luz y la oscuridad, el amanecer y el atardecer, el crimen y el castigo, la crueldad y la compasión, el bien y el mal.