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¿Cómo debe afrontar el adolescente las conductas de riesgo?

Daniel Gracia
Daniel Gracia
2025-06-02 11:40:15
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La presencia de una buena relación del adolescente con su grupo familiar, actúa como un factor protector que previene que el joven se vea envuelto en situaciones perjudiciales. Es fundamental el acompañamiento y la contención de los padres y demás adultos que le rodean, con el fin de que el adolescente se regule y evite impulsos que lo pongan en peligro. BRINDAR INFORMACIÓN Hablar abiertamente de los diferentes riesgos, a los que puede enfrentarse como adolescente, y sobre las consecuencias que pueden tener determinadas conductas a su edad. La comunicación debe ser fluida y sin tabúes: el adulto debe estar preparado para el debate de ideas, para escuchar los argumentos del adolescente y para responder a sus inquietudes. FORTALECER EL VÍNCULO AFECTIVO: Aunque en ocasiones los adolescentes pueden mostrarse distantes, debemos aproximarnos con afecto y respeto, haciéndoles ver que es un miembro importante dentro de la familia y que sus opiniones y sentimientos son escuchados por el resto. Comparta actividades de calidad con el joven, interésese por conocer a sus amigos, lo que le divierte y le hace sentir bien. MANTENER UNA COMUNICACIÓN EFECTIVA Es importante escucharles, conocer cuáles son las cosas que le preocupan, cuáles son sus metas y sueños. En las conversaciones, debemos mostrarles que nos importa lo que nos cuenta. La interacción debe estar libre de prejuicios y sermones, debemos orientarles desde la reflexión, ayudándole a pensar en las mejores alternativas para resolver las situaciones que debe enfrentar. ESTABLECER NORMAS Y SUPERVISAR: Si bien es importante que el joven viva nuevas experiencias y disfrute de su independencia y privacidad, deben haber también normas y límites que guíen al adolescente. Podemos establecer tres tipos de normas: Fundamentales -no negociables con el adolescente p.ej. llegar a casa todos los días-; Importantes -pueden negociarse p.ej. la hora de llegar cuando va a una fiesta-; y Accesorias –pueden ser más flexibles y cambiar-. Deben establecerse consecuencias de incumplirse los límites establecidos, éstas pueden ser acordadas previamente con el adolescente y no debe concebirse como opción el maltrato físico.
José Manuel Rodrigo
José Manuel Rodrigo
2025-06-02 07:40:26
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La adolescencia es una etapa de búsqueda de identidad, independencia y experimentación. Los factores de riesgo pueden incluir presión de grupo, falta de supervisión, problemas familiares, o trastornos emocionales no diagnosticados. La prevención comienza al abordar estas razas. Establecer una línea de comunicación abierta es imprescindible, aunque en ocasiones nos sea difícil entender y comprender los temas que puedan surgir. Los adolescentes deben sentirse cómodos compartiendo sus experiencias y preocupaciones sin sentirse juzgados. Fomentar un diálogo honesto y sin juicios permite que los padres obtengan valiosa información sobre la vida de sus hijos y proporciona una base para la orientación. La educación es imprescindible en la prevención. Hablar abiertamente e informar a los adolescentes sobre los riesgos asociados con las drogas y las adicciones es esencial. Enseñar habilidades para la vida, como la toma de decisiones informadas, la gestión del estrés y la resiliencia emocional, prepara a los adolescentes para enfrentar los desafíos sin recurrir a comportamientos de riesgo. La educación emocional es crucial para que nuestros hijos sepan gestionar sus emociones sin dejarse secuestrar por ellas. Fortalecer los entornos de la familia, la escuela y la comunidad crea un sistema de apoyo sólido para los adolescentes. Establecer límites claros y realistas es necesario junto con una supervisión continua, para ayudar a prevenir que los adolescentes se sientan demasiado libres para aventurarse a explorar experiencias de riesgo que pueden ser muy peligrosas. La consistencia en la aplicación de reglas es clave. En ocasiones, incluso con las mejores estrategias, puede ser necesario pedir ayuda externa. La detección temprana y la intervención de profesionales, como consejeros escolares o terapeutas, para abordar problemas antes de que se intensifiquen es clave. Por eso es necesario estar siempre atentos a pequeños detalles o indicios que nos pueden alertar de que algo no va en la dirección correcta. Al abordar las causas subyacentes, fomentar la comunicación abierta, proporcionar educación y crear entornos de apoyo, los padres pueden ayudar a guiar a sus hijos hacia un viaje más seguro. La prevención es un viaje continuo, pero con las estrategias adecuadas, podemos ayudar a los adolescentes en su camino hacia la vida adulta con éxito.
Margarita Ramírez
Margarita Ramírez
2025-06-02 06:23:25
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Afrontar las conductas de riesgo en la adolescencia es un tema que puede producirse siempre que conozcamos el origen de estos comportamientos y llevemos a cabos ciertas pautas a la hora de relacionarnos con los adolescentes. Es fundamental entender los mecanismos cognitivos que llevan a los adolescentes a asumir ciertas conductas de riesgo. Suelen ser interpretaciones mayoritariamente erróneas que aparecen de forma espontánea ante diferentes situaciones y que son aceptadas como verdaderas. Aprender a identificar los pensamientos automáticos erróneos o distorsiones cognitivas va a permitir al adolescente que alcance un mayor bienestar. Es fundamental, que hijos y padres, consulten con un profesional en caso de ser necesario. La familia cumple un papel primordial en el desarrollo de sus integrantes, ya que es un escenario constante de modelos de conducta, transmite valores y normas de convivencia. Debido a que la adolescencia es una etapa en la que se producen muchos cambios a nivel emocional, físico, mental y social la ayuda psicológica proporcionará al adolescente la facilitación de comprensión y adquisición de esos cambios. El tratamiento precoz de estas conductas es fundamental.