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¿Qué siente una mujer mayor cuando tiene ganas de tener relaciones?

Yolanda Escudero
Yolanda Escudero
2025-06-28 09:11:23
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Al llegar a la mediana edad, ellas comienzan a experimentar la pérdida de libido y, como resultado inmediato, a preocuparse y a aumentar su inseguridad. No obstante, un nuevo estudio publicado en el 'Journal of Sexual Medicine' demuestra que en el fondo no hay por qué alarmarse, ya que la disminución del deseo sexual a medida que se envejece es más corriente de lo que se pensaba: al menos un 70% de las mujeres que participaron en la investigación, todas entre los 40 y 65 años, declararon que cada vez tenían menos ganas de sexo. Para algunas mujeres puede ser el resultado del cambio en sus niveles hormonales. Por ejemplo, durante el ciclo menstrual estas fluctuaciones pueden causar hinchazón, cansancio y dolores, lo que a buen seguro repercute en el interés por el sexo. Además, a medida que ellas envejecen sus niveles de testosterona disminuyen y el deseo sexual le acompaña en el declive. El cerebro es el órgano sexual más poderoso de todos: la libido es un estado mental y a menudo podremos controlarla. Las distracciones cotidianas y el estrés también pueden afectarte. Hay que valorar el factor de la monotonía y el compromiso. Hacerlo siempre con tu marido en la misma cama repitiendo a pies juntillas la rutina sexual preestablecida pone a prueba la libido de cualquiera. Los hábitos no se llevan bien con el deseo sexual. No es de extrañar que desees evitar la situación. Ya sabes, son cosas de la edad, pero todo, también el sexo, se puede adaptar.
Yaiza Nevárez
Yaiza Nevárez
2025-06-28 07:26:58
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Cuando una mujer tiene deseo de tener relaciones sexuales experimenta una serie de respuestas biológicas y psicológicas que se intensifica a medida que la excitación incrementa. La visibilidad y la intensidad de estas señales pueden variar dependiendo del estímulo físico y mental proporcionado por la pareja. Es común que las mujeres experimenten un incremento en la temperatura corporal cuando sienten deseos sexuales. Cuando el deseo sexual aumenta y la mujer recibe los estímulos necesarios, sus zonas erógenas tienden a aumentar su sensibilidad. Tanto el clítoris como los pezones tienden a ponerse hinchados y duros. Además, son más sensibles al tacto. Esto último también puede percibirse en el cuello, las orejas, la parte interna de los muslos, la espalda, el perineo y el ano, entre otras áreas. Conforme la excitación sexual aumenta, el sistema nervioso se activa, desencadenando la respuesta de "lucha o huida". Esto resulta en una mayor liberación de epinefrina, lo que temporalmente eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Se estima que, en promedio, este aumento en mujeres es de alrededor de 24 latidos por minuto por encima de lo normal. Tal y como pasa con el ritmo cardíaco, la mujer experimenta un aumento de su frecuencia respiratoria cuando siente ganas de tener relaciones. Tan pronto como se excita, la respiración se vuelve más rápida y agitada.