¿Cuál es la mejor terapia para las personas neurodivergentes?

La Terapia EMDR puede jugar un papel clave en el bienestar emocional y mental. La Terapia EMDR se desarrolló inicialmente para tratar el Trastorno de Estrés Postraumático, pero con el tiempo ha demostrado ser eficaz en una amplia gama de problemas relacionados con el trauma y el estrés. EMDR ofrece un enfoque adaptable y no invasivo que puede ajustarse a las necesidades únicas de cada individuo. Adaptabilidad del proceso: El EMDR se puede personalizar para trabajar a un ritmo cómodo, lo que es crucial para quienes tienen sensibilidad sensorial o dificultad para regular emociones intensas. Procesamiento no verbal: Muchas personas neurodivergentes encuentran desafiante verbalizar sus emociones o experiencias. EMDR no requiere una narración detallada del trauma, lo que facilita el proceso. Reduciendo la sobrecarga emocional: Al reprocesar recuerdos traumáticos, el EMDR puede disminuir la intensidad de las respuestas emocionales, ayudando a manejar la ansiedad, la hiperreactividad o la rumiación. Fortalecimiento de recursos internos: El EMDR incluye una fase de preparación donde se desarrollan herramientas de autorregulación emocional, lo que puede beneficiar a personas con TDAH o TEA que enfrentan dificultades para manejar el estrés diario. Muchas personas neurodivergentes han reportado mejoras significativas tras someterse a EMDR. Por ejemplo, personas con TEA han encontrado alivio al trabajar con traumas relacionados con el bullying o experiencias de exclusión social. De manera similar, individuos con TDAH han utilizado EMDR para superar la sensación de fracaso o vergüenza acumulada a lo largo de los años. Al combinar esta visión con terapias como el EMDR, podemos crear un espacio terapéutico donde las personas sean vistas y apoyadas en toda su complejidad.