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¿Cómo podemos promover el bienestar de los niños?

Olivia Solorio
Olivia Solorio
2025-07-18 12:56:58
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Para cualquier niño es siempre emocionante abrir regalos el día de su cumpleaños o en Navidad, sin embargo, ¿cuánto tardan en olvidarse de los nuevos juguetes? Los recuerdos más duraderos son aquellos relacionados con las excursiones de fin de semana, las vacaciones de verano, los juegos en familia, así como cualquier otra vivencia en la que disfrutemos de un tiempo de calidad con nuestros hijas e hijos. Aplicar límites claros y precisos. Requerirá de cierto tiempo para que algunos acepten las normas familiares, por lo que es de vital importancia la constancia, la claridad y la precisión con la que éstas se establezcan. Darles la responsabilidad de realizar tareas domésticas ha demostrado que les puede enseñar a desarrollar valiosas capacidades como la diligencia, la autosuficiencia, la administración del tiempo, la responsabilidad y una mayor autoestima. Hacer que los niños se vayan a la cama pronto tiene un gran efecto en el desarrollo y bienestar infantil. Una hora temprana para irse a dormir no sólo puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, sino también mejora el desarrollo del lenguaje, la relación familiar y el comportamiento. Abrazarles es una excelente manera de mostrar vuestro amor y cuidado, y también puede ayudar a fomentar el vínculo familiar. Asimismo, ponerse en el lugar de la otra persona es extremadamente poderoso por lo que mostrar empatía por vuestros hijos puede ayudar a promover la bondad y la aceptación hacia los demás. Las rutinas diarias pueden ayudar a los niños y niñas a sentirse más tranquilos y relajados al saber qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que se espera de ellos. Tener horarios fijos para comer, estudiar, divertirse y dormir puede brindarles a vuestros hijos/as una sensación de alivio y de paz durante el día. Realizar juegos en familia y divertirse juntos es una de las mejores formas de demostrarse amor y afecto. También puede ser una gran oportunidad para liberar estrés tanto para los padres como para los hijos después de un día difícil o complicado. Dejar uno o dos días de la semana para reducir el ritmo y número de actividades, y permitir que vuestro hijo simplemente explore, se relaje y disfrute del momento puede tener efectos positivos duraderos en su bienestar infantil. Se ha demostrado que los libros ayudan a ampliar el vocabulario, estimulan la conversación, promueven el desarrollo del cerebro y mejoran el control de la atención. Algunos estudios señalan que tocar algún instrumento es beneficioso para el área cognitiva y emocional de la persona. Establecer límites y reducir su uso puede contribuir en gran medida a mejorar el estado de ánimo de nuestros niños, su capacidad cognitiva y la gestión del tiempo. Por todo esto, es aconsejable alentarlos a pasar más tiempo al aire libre en familia o con amigos ya que esto puede ayudarles a potenciar su condición física, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar su bienestar emocional.
Adriana Briones
Adriana Briones
2025-07-10 06:57:14
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Propuestas que ayudan al bienestar emocional. Realizar alguna práctica deportiva con regularidad. El ejercicio físico aporta grandes beneficios y ofrece la posibilidad de adquirir valores, habilidades y capacidades personales que mejoran la competencia social y al mismo tiempo favorecen el bienestar emocional. Compartir buenos momentos en familia como excursiones, paseos, cine, comidas, lectura, juegos. Establecer vínculos positivos con los niños y niñas ayuda a crear lazos afectivos. Sentirse bien en su entorno más cercano favorece el bienestar personal. Fortalecer la empatía. Este rasgo/ habilidad es un elemento fundamental para la resolución de conflictos, la comprensión y la vinculación con los demás. La empatía es un elemento esencial en la creación de vínculos positivos. Dar muestras de cariño: besos, abrazos, gestos de aprobación, de apoyo. Sentir el cariño de los otros refuerza el bienestar emocional. Hablar de sentimientos. Ayudar a los niños y niñas a poner palabras a aquello que les está pasando. Enseñarles a entender sus emociones y a gestionarlas. Establecer límites. Los limites dan seguridad y ayudan, aceptar un «no» y comprenderlo es signo de consciencia emocional. Generar confianza. Crear ambientes cómodos, cercanos y generar confianza a los niños y niñas facilita la verbalización de sentimientos, favorece la explicación de problemas, de preocupaciones o de dudas. Enseñarles a ser positivos. Es importante saber buscar alternativas, no caer en el pesimismo y tener recursos. Adquirir la capacidad de ser resilientes para recuperarse ante situaciones adversas o traumáticas como una enfermedad o la muerte de un ser querido. Preparar a los niños y niñas para el camino de la vida. Autonomía, autoconocimiento, confianza son características que facilitan la autonomía emocional. Ayudarles a identificar las propias emociones. Para ello podemos ayudar a los niños y niñas haciéndoles preguntas: «¿Cómo te sientes?» «¿Por qué te sientes así?». De esta manera expresan lo que sienten y reconocen esas emociones. No debemos minimizar sus preocupaciones. Aunque sus inquietudes nos parezcan banales. Debemos reforzar los mensajes que les ayuden a procesar esos sentimientos. Por ejemplo, con expresiones como «ya veo que estás triste, enfadado, rabioso ¿Cómo puedo ayudarte?». Ayudarles a verbalizar esos sentimientos, de alegría, tristeza, rabia…. Los niños pueden expresar sus emociones por varios canales: el dibujo, la música, la escritura, el baile son formas diversas de manifestar como se sienten. Todo ello ayuda a la comprensión de la situación y mejora la conciencia emocional. Ayudarles a gestionar las emociones. Poder explicar cómo se sienten, conectar con ellos mismos es imprescindible para saber identificar la causa de esta emoción. Todas las emociones son legítimas y debemos aceptarlas. Hay que trabajar, así mismo, los actos que puedan derivan de dichas emociones. Por ejemplo: «Podemos entender que estés enfadado, pero no puedes pegar a un amigo/a porque te ha cogido un juguete».
Daniela Heredia
Daniela Heredia
2025-07-01 07:59:11
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Pasar tiempo de calidad con los hijos e hijas es bueno para la vida afectiva de todo el núcleo familiar. Las caricias, los besos y el contacto físico afectivo desencadenan la liberación de hormonas que estimula el vínculo entre los bebés y las personas adultas, y mejorar el bienestar de ambos. Jugar con ellos, abrazarlos, hablarles y cantarles, responder a sus sonidos con palabras para que puedan comenzar a comprender el lenguaje y la comunicación. Leerles todos los días, en la medida de lo posible, jugar juegos que atraigan su curiosidad y generen aprendizaje, pedirles que nombren cosas, explorar juntos los alrededores fuera de la casa. Fomentar la interacción social a través del juego con otros niños, invitarlos a que ayuden con tareas sencillas apropiadas para su edad, guiarlos a través de los diferentes pasos para resolver problemas simples, establecer límites claros y expectativas realistas, darles opciones claras que les sean fáciles de entender cuando tomen decisiones sobre qué comer, con qué vestirse o jugar.
Jordi Soto
Jordi Soto
2025-07-01 06:27:06
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Promover una educación basada en experiencias duraderas. Los recuerdos más duraderos son aquellos relacionados con las excursiones de fin de semana, las vacaciones de verano, los juegos en familia, así como cualquier otra vivencia en la que disfrutemos de un tiempo de calidad con nuestros hijas e hijos. Dar y recibir muestras de afecto y fomentar la empatía en familia. Recibir un abrazo de mamá o papá puede resultar vergonzoso para algunos niños a medida que crecen. Ponerse en el lugar de la otra persona es extremadamente poderoso por lo que mostrar empatía por vuestros hijos puede ayudar a promover la bondad y la aceptación hacia los demás. Asignarles tareas en el hogar. Darles la responsabilidad de realizar tareas domésticas ha demostrado que les puede enseñar a desarrollar valiosas capacidades como la diligencia, la autosuficiencia, la administración del tiempo, la responsabilidad y una mayor autoestima. Definir rutinas diarias. Las rutinas diarias pueden ayudar a los niños y niñas a sentirse más tranquilos y relajados al saber qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que se espera de ellos. Disminuir el ritmo y la cantidad de actividades algunos días de la semana. Dejar uno o dos días de la semana para reducir el ritmo y número de actividades, y permitir que vuestro hijo simplemente explore, se relaje y disfrute del momento puede tener efectos positivos duraderos en su bienestar infantil. Menor tiempo de pantallas y mayor tiempo al aire libre. Establecer límites y reducir su uso puede contribuir en gran medida a mejorar el estado de ánimo de nuestros niños, su capacidad cognitiva y la gestión del tiempo. Es aconsejable alentarlos a pasar más tiempo al aire libre en familia o con amigos ya que esto puede ayudarles a potenciar su condición física, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar su bienestar emocional. Lo más importante es encontrar el equilibrio de las rutinas y hábitos que mejor se adapten y funcionen para ti y tu familia y centrarse en ellos, sin olvidar seguir vuestros instintos como padres ya que vosotros sois los más cualificados para saber qué necesita vuestro hijo y con ello proporcionarle una infancia feliz en un entorno emocionalmente estable.
Miriam Trujillo
Miriam Trujillo
2025-07-01 04:08:38
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Ser consistente en sus expectativas. Incentivar su buen comportamiento: Detectá sus acciones positivas y alentalo, aunque sean conductas esperables para la mayoría de las personas. Desalentar comportamientos inapropiados: Actúa inmediatamente. Sé firme, aunque amable, al poner la penitencia. Promover su autoconfianza: Una posible manera de hacerlo es alentándolo por su habilidad para aprender un juego nuevo, por ejemplo. La posibilidad de jugar y explorar en un ambiente seguro, ayuda a que tu hijo vaya desarrollando confianza en sí mismo. Darle amor incondicional: Mostrale que tu amor por él no depende de los logros que obtenga. Utilizá las equivocaciones como oportunidades de aprendizaje. Reforzar la relación con tu hijo: Tomate 15 minutos todos los días para hacer alguna actividad que le guste a tu hijo. Dejá que él la elija, y no le hagas ninguna corrección ni señalamiento sobre cómo hacer las cosas durante ese lapso. Aceptar sus miedos: Mostrale que lo entendés, que reconocés sus miedos como válidos y que en algún momento pasarán. Evita criticarlo. Bríndele un ámbito continente: Guíalo con cariño, pero con firmeza. No le otorgues beneficios: Evitá que obtenga ganancias que podrían llevar a la instalación del miedo. Si tiene miedo a la escuela y un día se queda en casa, no permitas que se divierta más en casa que en la escuela, por ejemplo. Ayudar a enfrentar aquello que teme: Es mucho más probable que tu hijo supere el miedo si se enfrenta progresivamente a lo temido, que si lo evita. Darle la oportunidad: Tratá de que participe de actividades que le gusten y que a la vez tenga la posibilidad de encontrarse con otros niños. Hablar con su maestra: La maestra puede darte mucha información ya que ella puede observarlo interactuando con sus compañeros durante varias horas. Pedile sugerencias, armen un plan conjunto para ayudarlo. Enseñale: Podés enseñarle a tu hijo cómo acercarse a otro niño, cómo iniciar una conversación, cómo contestar de buen modo, etc.