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¿Cómo puedo cultivar la esperanza en tiempos difíciles?

Aaron Cazares
Aaron Cazares
2025-07-17 20:23:58
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La esperanza es una combinación del deseo de algo y la expectativa de recibirlo. La esperanza es una fortaleza humana que sustenta la vida, posibilitando atravesar dificultades, adaptarse a los desafíos, vivir el presente y encaminarse hacia una vida valiosa. No es sólo un estado emocional positivo, si no también cognitivo, que se basa en la determinación, la planificación y la persistencia para mantener viva la ilusión en los malos y difíciles momentos de la vida. La esperanza no puede estar exenta del criterio de realidad, que implica saber lo que podemos y no podemos esperar del futuro. Para eso, es fundamental conocer bien a nosotros mismos y a nuestro entorno, de manera que, sobre esta base, amplifiquemos las posibilidades. En este sentido, otro aspecto importante es construir y mantener relaciones sociales profundas, afectivas y significativas.
Dario Galán
Dario Galán
2025-07-09 08:58:53
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Cuando hay esperanza, la mente se orienta hacia un objetivo y le da sentido a la espera. En el momento en que nuestro cerebro activa dicho enfoque, fuerza y emoción dan forma a la capacidad para planear, para trazar estrategias y rutas con las que poder superar la situación presente. Mantener una visión realista pero positiva de las cosas, amplía nuestras perspectivas vitales y esa es una habilidad que todos deberíamos mejorar. La esperanza actúa debilitando esos esquemas mentales más rígidos para que podamos planificar, diseñar nuevas metas y objetivos confiando en que alguno de ellos dará resultado. La auténtica esperanza, la que es útil y revierte en nuestro bienestar, no es aquella que se limita solo a confiar en que los acontecimientos que están por llegar serán buenos. Además, la persona razona y visualiza qué estrategias deben darse para que eso que uno espera suceda. Pensar en positivo es entender que necesitamos transformar nuestra realidad en momentos difíciles para lograr el bienestar. Así, necesitamos un sentido de la esperanza que nos permita movernos sin el peso del miedo o esa angustia permanente que nos hace pensar lo peor. La mirada esperanzada maneja mucho mejor ese océano de falta de certezas porque asume que lo que tenga que venir no será tan malo. Asimismo, confía en sí misma y entiende que lo mejor es estar preparados, activar la capacidad de planear para desarrollar estrategias y ser entonces más proactivos y menos pasivos. Reflexionemos en esta herramienta de vida y hagámosla nuestra en este momento. Nuestro bienestar lo merece.