:

¿Cómo manejar la soledad sin pareja?

Fátima Cuesta
Fátima Cuesta
2025-08-04 10:55:54
Count answers : 23
0
A través de diferentes pautas, podemos reconciliarnos con la soledad, aceptar esta etapa y no esperar tener una pareja que nos complemente. A lo que más tardamos en acostumbrarnos es a estar solos en casa o el no tener a alguien con quien hacer diferentes planes. Es ahí donde más buscamos el apoyo social y familiar. Sin embargo, es la soledad la que realmente nos va a ayudar. Para acostumbrarnos primero a ella y después disfrutarla, debemos buscar pasar cada día un tiempo a solas. Además, una o dos veces a la semana, viene bien hacer algún plan fuera de casa sin la compañía de nadie. Ir al cine, comer en un restaurante, visitar un museo o asistir a una obra de teatro puede hacernos reconectar con nosotros mismos. Cuando hemos pasado mucho tiempo con alguien y si ha habido una convivencia de por medio, hay ciertos aspectos de los que no sabemos hacernos cargo porque los hacía la otra persona. Es el momento de enfrentarnos a ello, de demostrarnos que somos capaces, buscando una mayor independencia y autonomía. Ser feliz sin pareja implica que aumentamos nuestro grupo de amigos, especialmente con personas que estén en la misma situación que nosotros. No se trata de formar un círculo de autoayuda y lamentaciones sino de construcción y positividad, para disfrutar de nuevas actividades fuera de casa. El tiempo que antes podíamos dedicar a una pareja ahora nos queda disponible para hacer lo que realmente queramos. Además de pasar tiempo a solas o sociabilizar, debemos aprovechar estos momentos para crecer de forma creativa o intelectual. Un nuevo curso de pintura o unas clases de cocina pueden sernos muy útiles. A medida que nos relacionamos con la vida, creamos una serie de metas que van modificándose a lo largo que nuestra situación cambia. Las metas que se forman en pareja son muy diferentes a las que nos formamos si no dependemos de otro. Es el momento de escoger hacia donde queremos que vaya nuestra vida. Tenemos la responsabilidad absoluta para ello. Cuando convivimos con la soledad, suelen surgir numerosas emociones que en otros periodos parecen dormidas. Estas emociones, tanto las positivas como las negativas, nos hablan de lo que verdaderamente somos. Es momento de escucharlas, de aceptarlas y respetarlas. Aquellas que no nos hacen bien también merecen nuestra atención para que descubramos de dónde vienen y podamos trabajarlo.