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¿Cómo se comporta una persona rígida?

Asier Bermejo
Asier Bermejo
2025-08-11 16:59:58
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La causa del síndrome de la persona rígida puede ser una reacción autoinmunitaria, cuando el organismo produce anticuerpos que atacan a sus propios tejidos. En el síndrome de la persona rígida, estos anticuerpos atacan a las células nerviosas de la médula espinal que controlan el movimiento muscular. La mayoría de las personas con síndrome de la persona rígida tienen anticuerpos que atacan una enzima llamada ácido glutámico descarboxilasa. Esta enzima participa en la producción de un mensajero químico (neurotransmisor) que ayuda a evitar que los nervios estimulen a los músculos en exceso. Cuando se produce una cantidad inferior de esta enzima, los nervios estimulan en exceso a los músculos, que se vuelven tensos y rígidos. Los músculos se vuelven gradualmente más rígidos y aumentan de tamaño; el proceso comienza en el tronco y el abdomen y acaba por afectar a los músculos de todo el cuerpo. En las personas con síndrome de persona rígida, los músculos del tronco y el abdomen se vuelven gradualmente más rígidos y se agrandan. Los músculos de los brazos y las piernas resultan menos afectados. Normalmente, el síndrome de la persona rígida evoluciona, dando lugar a discapacidad y rigidez que afecta todo el cuerpo.
Raúl Meléndez
Raúl Meléndez
2025-08-11 15:08:10
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La rigidez muscular y los espasmos progresan en forma insidiosa en el tronco y el abdomen y, en menor grado, en las piernas y los brazos. Por otra parte, los pacientes son normales y el examen detecta sólo hipertrofia muscular y rigidez. El síndrome de persona rígida generalmente progresa, lo que lleva a discapacidad y rigidez en todo el cuerpo. Las manifestaciones clínicas del síndrome de persona rígida son similares en todos los tipos.
Gerard Saldaña
Gerard Saldaña
2025-08-11 13:17:16
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Las personas con una rigidez mental característica presentan dificultades a la hora de valorar otras perspectivas o puntos de vista diferentes a los propios y rehúsan en lo posible de abrazar nuevas soluciones para escenarios que dominan o creen que podrían dominar. Es decir, hablamos de un patrón de pensamiento y comportamiento que nos lleva a actuar de una forma determinada y constante a pesar de que los resultados que obtenemos no son los deseados o requeridos. Cuántas veces has intentado solucionar un problema de la misma forma una y otra vez, a pesar de que en ninguna de las ocasiones has tenido un resultado positivo. Y si nos llevamos el ejemplo a un caso, quizás más abstracto, cuántas veces nos hemos visto pensando y volviendo a pensar mil veces sobre el mismo asunto siguiendo la misma línea de pensamiento y sin buscar o valorar soluciones diferentes a las que ya hemos probado sin éxito. Consecuencias individuales. Hacemos referencia al sin fin de emociones de las que etiquetamos “negativas” que estas personas se exponen a sentir en algún momento de su vida: ira, frustración, impotencia, malestar... Pero si nuestro patrón de comportamiento está regido por la inflexibilidad y la falta de habilidad para cambiar nuestros pensamientos y conductas cuando estas no son resolutivas, nos estamos condenando de alguna forma a que nuestro abanico emocional siempre sea el mismo y vivamos sumidos en un episodio constante de frustración y malestar. Consecuencias sociales. A nivel social puede llevarnos a escenarios de intolerancia, a contextos en los que no seamos capaces de empatizar con los otros, a enzarzarnos en discusiones en las que no somos capaces de aceptar otros puntos de vista... y en definitiva, a un deterioro de nuestras relaciones que no harán sino agravar las emociones de impotencia, ira y frustración que ya hemos mencionado.