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¿Por qué estoy perdiendo la paciencia?

Alexandra Navarrete
Alexandra Navarrete
2025-07-07 17:22:15
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La impaciencia es la actitud de anticiparse a las situaciones de una forma acelerada, no otorgando a los acontecimientos la posibilidad de que se realicen en su curso normal y natural. Las personas impacientes son más irritables y tienden a ser más infelices al no conseguir sus logros de la forma que tenían pensado. Además, su nivel de frustración es mayor de lo habitual, pues al exigir tanto al presente les es más difícil conseguir niveles de satisfacción y felicidad. La sociedad es culpable de que la impaciencia crezca, desde pequeños nos han acostumbrado a conseguir todo cuando nos apetece, y cuando somos mayores, seguimos pensando igual. No hemos aprendido a tolerar la frustración de no tener las cosas de forma caprichosa, ni a asociar esfuerzo con resultado. La impaciencia está relacionada con la frustración, la irritación y hasta la ira, genera estrés continuado, al no ejecutarse las situaciones en el tiempo que ellos previamente han estipulado.
Yaiza Casárez
Yaiza Casárez
2025-07-07 13:20:27
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El estrés y una amígdala cerebral hiperactiva hay épocas en las que las demandas externas superan en mucho a los recursos psicológicos de los que disponemos. La depresión y un nivel más bajo de serotonina ¿Por qué cada día tengo menos paciencia? ¿Qué hace que además, me sienta más irritable y me cueste terminar las cosas o incluso ponerme con ellas? Muchas veces, tras este estado psicológico puede arrastrarse una depresión. Acumulación de esperanzas frustradas hay un hecho innegable que todos habremos comprobado en piel propia: a día de hoy, necesitamos ser más pacientes que nunca. En la actualidad, alcanzar una meta requiere mucha más perseverancia. La consecución o realización de nuestros proyectos necesita más meses que hace unos años. También las relaciones afectivas y la vida social en general son más desafiantes. Y esa visión, ese panorama nos llena a menudo de amargas frustraciones. Así, cuando uno lleva tras de sí más de un fracaso, más de un objetivo perdido en el camino o sueño desvanecido, es común que se pregunte por dentro “¿por qué cada día tengo menos paciencia?”. La acumulación de experiencias frustradas termina dañando el músculo de la calma, de la tolerancia, de ese equilibrio interno que nos dota de mesura y reflexión.