¿Cómo desbloquear la paz y la tranquilidad?

María Carmen Baca
2025-07-19 18:00:01
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La paz interior es un estado subjetivo de bienestar a nivel cognitivo y emocional que genera una profunda calma y tranquilidad.
Estar en paz con nosotros mismos refleja que nos sentimos en armonía con nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Esto implica ser capaces de soltar el estrés, la ansiedad, el miedo y el dolor.
Parece una utopía en el mundo que habitamos, pero conseguir la paz interior es posible tomando un cambio de actitud y siguiendo pautas que aportan tranquilidad.
Al detectar qué está generando tu estrés, serás capaz de tomar medidas para conectar con la serenidad.
Aprender a vivir en el aquí y el ahora te ayuda a desprenderte del pasado que te atormenta y del miedo hacia un futuro que aún está por llegar.
Concentrarte en las texturas y sabores de lo que estás comiendo, conectar con la naturaleza o dedicar unos minutos a respirar de forma consciente y profunda son algunos ejercicios de mindfulness cotidianos que te ayudarán a sentirte en calma.
Tomar un baño relajante, salir a la naturaleza, hacer yoga, meditar o practicar una relajación guiada son pequeñas prácticas que pueden ayudarte, y mucho, a hallar la paz en la cotidianidad.
Gestionar de forma adecuada tu tiempo contribuye a reducir el estrés y, por ende, a conseguir ese anhelado estado de paz interior.
Prioriza en tu vida relaciones saludables y positivas con personas que muestran gratitud, que te apoyan y que te inspiran.
Conseguir la paz interior significa lograr un estado de profundo bienestar y calma con uno mismo.
Una cima que se alcanza a través del cuidado personal, tanto física como mental y emocionalmente.
Eso sí, ese estado de serenidad hay que cultivarlo con experiencias relajantes, placenteras y nutritivas.

Yaiza Martí
2025-07-19 16:10:02
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Fomenta, en tu alma y en tu corazón —en tu inteligencia y en tu querer—, el espíritu de confianza y de abandono en la amorosa Voluntad del Padre celestial... —De ahí nace la paz interior que ansías.
Un remedio contra esas inquietudes tuyas: tener paciencia, rectitud de intención, y mirar las cosas con perspectiva sobrenatural.
Aleja enseguida de ti —¡si Dios está contigo!— el temor y la perturbación de espíritu...: evita de raíz esas reacciones, pues sólo sirven para multiplicar las tentaciones y acrecentar el peligro.
Si —por tener fija la mirada en Dios— sabes mantenerte sereno ante las preocupaciones, si aprendes a olvidar las pequeñeces, los rencores y las envidias, te ahorrarás la pérdida de muchas energías, que te hacen falta para trabajar con eficacia, en servicio de los hombres.
Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas —a pesar de haber puesto todo tu empeño y los medios oportunos— no salen a tu gusto... Porque habrán “salido” como le conviene a Dios que salgan.
Arroja sobre el Señor tus preocupaciones, y El te sostendrá.