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¿Cómo confiar en un familiar?

Daniela Rosales
Daniela Rosales
2025-10-07 18:34:18
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Enseñamos a los niños a hacerse responsables de sus propias emociones, estamos construyendo los cimientos de una relación de confianza. Cuando les damos a nuestros adolescentes el poder de hacer una elección, tenemos que estar dispuestos a aceptar su decisión final, incluso si no es lo que esperábamos. Para asegurarse de que su decisión sea aceptable, asegúrese de que está de acuerdo con todas las opciones de la mesa. Es en esta práctica de equilibrar límites con libertad y expectativas con aceptación que construimos una base sólida de confianza. Quizás, si William y su padre se sentaran a hablar sobre las consecuencias de cada opción, William estaría mejor preparado para tomar decisiones con las que su padre estaría satisfecho. Cuando nuestros hijos aprenden sobre sus emociones y validan sus emociones, comienzan a confiar en sus emociones. Cuando somos honestos acerca de nuestras propias emociones y nuestras propias deficiencias, abrimos un camino para la comunicación con nuestros hijos y construimos las bases para la confianza. De esta confianza viene de … confiar en sí mismo, confiar en los demás, confiar en que se cubrirán sus necesidades, confiar en que pueden influir de manera efectiva en su mundo, y más.
Ángel Esquibel
Ángel Esquibel
2025-10-07 13:48:28
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Para generar esa confianza es importante asumir como padres que no somos perfectos y que nuestros hijos se den cuenta en algún momento de que papá y mamá también se equivocan. Ser sinceros con ellos y ser ejemplo de que, a veces, no hemos actuado bien, puede resultar liberador de hiperexigencias en un mundo que pretende que todos seamos hiperproductivos y eficaces. Es fundamental que los niños y adolescentes vivan su hogar como un lugar seguro, un espacio donde poder ser ellos mismos y donde la confianza sea la raíz que les ayude a crecer a diario. En casa siempre se le va a querer por quién es él y no por los logros o méritos que haya obtenido. Debemos exigirles, pero siempre desde lo que ellos pueden dar y con infinito amor. La huella que se deposita en el corazón de los hijos debe servir para que algún día «vuelen» solos, pero sabiendo que estaremos ahí. Que con los años tengan clara una cosa: «a mi casa siempre puedo volver».