¿Qué pasa con los niños en caso de divorcio?

Lucas Roldán
2025-10-23 06:00:14
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La separación de los padres puede representar para los hijos un impacto emocional fuerte.
Lo pueden vivir con mucho dolor, tristeza, llanto, sufrimiento.
Pero no tiene por qué ser así.
A veces, pudiera representar para los hijos un importante alivio si son apartados de hogares de alta conflictividad o violencia, donde los hijos tienen que escuchar las discusiones, presenciar las peleas y cómo se hablan y enfrentan entre sí los padres.
Indudablemente, la separación de los padres involucra un cambio en la dinámica familiar que puede generar mucho miedo, incertidumbre y estrés en los niños y adolescentes, por los cambios que han de venir, porque ya papá o mamá no estará cotidianamente en casa como lo hacía antes.
Es posible que a los hijos les lleve tiempo acostumbrarse a los nuevos acuerdos de convivencia y responsabilidad de crianza.
Lo más seguro es que se pregunten: ¿qué sucederá ahora?, ¿con qué frecuencia podré ver a mi mamá o a mi papá?, ¿tengo que mudarme?, ¿tengo que cambiar de escuela?, ¿tendremos suficiente dinero?, ¿me seguirán queriendo, aunque no vivan conmigo?
También sucede que los padres pueden pensar que los hijos, como son niños, no entienden lo que está pasando entre los padres, que no conocen de emociones.
Sin embargo, es importante explicarles a los niños lo que está sucediendo y lo que ocurre, para ayudarlos a afrontar este proceso de separación de forma adecuada.
Explicarles que la decisión de separarse fue una decisión de adultos, basada en problemas de adultos.
Los niños deben saber que nada de lo que hayan hecho provocó la separación de sus padres.
No es el divorcio, es cómo lo manejan los padres
Muchas veces cuando no se atienden las necesidades afectivas de los niños y adolescentes durante el proceso de divorcio, pueden presentarse una variedad de problemas académicos, de comportamiento, social y emocional.
Incluso llegar a afectar su salud tanto mental como física.
La manera en que reaccionan los niños no solo depende de su edad y desarrollo, sino también de la capacidad de los padres para permanecer atentos a sus necesidades, a pesar del enorme estrés y cambios que pueden tener en sus propias vidas.
La psicóloga Paula Gardilla, de la Universidad Complutense de Madrid, indica que los niños más pequeños suelen verse más perjudicados ya que no disponen de los recursos cognitivos y emocionales necesarios para aceptar y asimilar la nueva situación con facilidad.
En estos más pequeños, afirma, pueden aparecer conductas regresivas, somatizaciones o dificultades para relacionarse con los demás.
En cambio, si son niños de más edad, pero aún no adolescentes, con más habilidades verbales, suelen presentar conductas manipulativas con los padres, intentos para unirlos, problemas conductuales (como impulsividad o agresividad) o problemas de aprendizaje.
Los adolescentes pueden presentar conductas desafiantes, peor autoconcepto, empeoramiento del rendimiento académico o un incremento de conductas de riesgo como consumo de alcohol o drogas.
En este sentido, recuerdo a un paciente adolescente del servicio que comentó cómo se sentía él en relación con la separación de sus padres, ocurrida hace años atrás, estando él pequeño.
Vbadolescente:” Desde pequeño mis padres se separaron, me toco muy duro, mi papá no estaba, mi mamá tuvo que salir a trabajar, me quedaba con mi abuela.
Ese cambio fue muy duro, porque estaba muy pequeño.
Me ponía a llorar, me sentía mal, me sentía solo, sentía soledad, me afectaba por dentro el que mis padres pelearan, a mí me tocaba distraerme o jugar solo”.
Es importante resaltar, que cualesquiera sean los acuerdos que lleguen los padres en el proceso de divorcio, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos para minimizar el impacto en sus hijos, de acuerdo a lo que exponen Kenneth R. Ginsburg y Martha Jablow de la Asociación Americana de Pediatría:
Es importante hacerle entender a los hijos que, aunque la relación conyugal terminó, no desaparece la estructura familiar que da estabilidad, soporte y coherencia a la vida de los hijos.
Dejar claro a los hijos que no es su responsabilidad lo que está sucediendo.
Sus padres no volverán a estar juntos, aunque se porten como unos angelitos o se porten mal.
Pueden tener la inquietud de ¿Podría haber hecho algo para que siguieran juntos?
¿Volverán a estar juntos si prometo portarme bien?
Los padres deben seguir involucrados en las vidas de los hijos tanto como sea posible.
Los dos padres deben seguir escuchando de cerca los problemas de sus hijos, proporcionando apoyo emocional, ayudándoles con sus deberes cotidianos como las tareas y manteniendo las reglas y las expectativas de comportamiento.
Los niños les va mejor cuando sus padres colaboran, se comunican con frecuencia y establecen reglas consistentes en los dos hogares, en vez de minar la autoridad del otro padre.
Los niños también han demostrado tener más resiliencia y sentir menos estrés cuando hay menos conflictos entre sus padres.
En tiempos de cambio, es importante que los niños mantengan tantas rutinas como sea posible.
Ser honestos acerca de lo que va a cambiar en sus vidas cotidianas y prepárelos con anticipación para estos cambios.
Ofrecerles apoyo para buscar formas de afrontar sus sentimientos a través del arte, hablando con un amigo o haciendo ejercicios.
Indícales cómo obtener apoyo de los demás.
Si tu hijo le pide hablar con un profesional no dudes en hacerlo.
Incluso muchas veces es beneficioso para la familia recibir orientación psicológica durante este período de separación.

Andrés Balderas
2025-10-23 05:46:37
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Los padres que se están divorciando a menudo se preocupan acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Mientras los padres bien pueden sentirse o desconsolados o contentos por su divorcio, invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Los niños con frecuencia creen que son la causa del conflicto entre su padre y su madre. Muchos niños asumen la responsabilidad de reconciliar a sus padres y algunas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. En la pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio, los niños pueden volverse vulnerables tanto a enfermedades físicas como mentales. Los niños pequeños pueden reaccionar al divorcio poniéndose más agresivos, rehusándose a cooperar o retrayéndose en sí mismos. Los niños mayores pueden sentir mucha tristeza o experimentar un sentimiento de pérdida. Ya sea como adolescentes o como adultos, los hijos de parejas divorciadas a menudo tienen problemas en sus relaciones y con su autoestima. Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o la coerción a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá les pueden hacer mucho daño a los hijos y pueden acrecentar el daño que les hace el divorcio. Los niños tendrán menos problemas si saben que su mamá y su papá continuarán actuando como padres y que ellos los seguirán ayudando aún cuando el matrimonio se termine y el padre y la madre no vivan juntos.

Martín Blasco
2025-10-23 04:34:42
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: 18
Los niños pueden sentir una gran pérdida, así como ansiedad, ira y tristeza porque el mundo, como lo conocen, ha cambiado significativamente.
Los niños sienten temor a ser abandonados o a perder el amor de los padres.
Los niños se sienten culpables porque creen que fueron de alguna forma los causantes del divorcio.
También pueden sentirse rechazados si los padres los ignoran o los visitan esporádicamente y de manera impredecible.
El divorcio o la separación de los padres es un evento difícil para los niños.
Durante el divorcio, las tareas escolares parecen carentes de importancia para los niños y adolescentes y el rendimiento escolar suele empeorar.
Los niños tienen a veces fantasías en las que los padres se vuelven a reconciliar.
Los niños necesitan poder expresar sus sentimientos a un adulto que los escuche con atención.
Los niños se adaptan mejor cuando los padres cooperan el uno con el otro y se concentran en las necesidades del niño.
Los padres deben recordar que el divorcio solo rompe su relación como esposos, no su relación y responsabilidades como padres de sus hijos.
La mayoría de los niños recuperan la sensación de seguridad y de apoyo aproximadamente un año después del divorcio si los padres se adaptan y tratan de satisfacer las necesidades de sus hijos.

Pedro Niño
2025-10-23 03:35:05
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Cuando los padres se separan, el dolor es inevitable.
Los niños quieren y necesitan a ambos padres y se sentirán dichosos de verlos felices juntos.
Asumir que eso ya no será posible genera un dolor inevitable, pero no necesariamente un daño, si es que los padres saben conducir el proceso de manera saludable.
Es primordial respetar el derecho del niño o niña a entablar una relación de amor y respeto con sus dos padres, libremente, sin tensiones, sin culpas ni conflictos de lealtad, y a disfrutar plenamente de ese vínculo.
Una vez resuelta la separación, deberían dejarse de lado los rencores y reproches para darle prioridad al derecho de los hijos a seguir contando con ambos padres.
Es vital que los niños sientan que sus padres están disponibles y que se puede hablar de la nueva realidad familiar.
La capacidad de los padres de demostrar que pueden seguir adelante con sus vidas es fundamental para el desarrollo favorable de niños y niñas, aun en una situación de estrés como lo es la separación o un divorcio.
Serán los hechos sostenidos en el tiempo los que determinarán que los hijos crezcan sanos y fuertes o que queden dolidos por el conflicto de sus padres.
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