¿Cómo meditar en la naturaleza?

Natalia Cárdenas
2025-07-16 22:53:30
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Es lindo caminar al aire libre para que te conectes con la madre tierra y si puedes hacerlo descalzo, mejor.
Centra tu atención en los sonidos, olores, temperatura, etc. que se encuentran en los alrededores del lugar que hayas escogido para meditar.
Si tu mente se dispersa o se abruma, busca entrar en calma y vuelve tranquilamente a centrarte en cada paso que das, en los sonidos que estás escuchando y en lo que está pasando en el momento.
Concéntrate en sentir realmente lo que dices (o piensas).
Recuerda: Es importante dejar de lado todas nuestras preocupaciones y ansiedades, dejar de pensar en el pasado o el futuro, y disfrutar del presente.
Se trata de un ejercicio de presencia, de vivir el momento presente, que se practica de forma consciente y si lo haces regularmente, puede convertirse en un ejercicio de crecimiento personal y hasta de experiencia espiritual.
Meditar caminando consiste en disfrutar del camino.
No caminamos para llegar a algún lado, sino por el mismo hecho de caminar, para estar en el momento presente y disfrutar de cada paso.
Se trata de caminar despacio, de un modo relajado, con una leve sonrisa en los labios.
Es un ejercicio que hace del andar un gesto espiritual y que procura una profunda sensación de paz y orden interior.
Este ejercicio se practica en silencio y descalzo mientras caminas.
Debes encontrar un espacio donde puedas moverte.
Te recomendamos intentarlo en diferentes lugares, a diferentes horas, para que tengas varias experiencias.
Así que si estás con ganas de probar este tipo de meditación, puedes aprovechar para hacer esta meditación guiada que te ayudará a conectar con el entorno y a observarlo como si fuera la primera vez que lo vieses.
Es sencilla, corta, apta para hacer en cualquier momento y en cualquier lugar.
Déjate llevar por este audio cada vez que sientas que necesitas conectarte con la tierra y necesites sentirte enraizado en tu cuerpo.
Conéctate con la Tierra mientras meditas
Queremos invitarte a conectar con la Tierra desde otro lugar: meditando.
Pero igual, acuérdate que cualquier lugar, así sólo puedas practicarlo en un lugar cerrado, va a ser mágico.
La sensación de plenitud y bienestar que experimentarás al meditar caminando, no se compara con nada.

Alonso Lira
2025-07-16 22:36:29
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Encuentra una posición cómoda, sentada o tumbada y respira profundamente para empezar a relajarte y céntrate en el momento presente. Cierra los ojos y toma conciencia de lo que tu cuerpo, emociones y actividad mental, sigue respirando y no te resistas ni intentes cambiar las experiencias que estás teniendo en este momento, simplemente, déjalas pasar. Deja pasar unos, hasta que notes que estás relajado. Centra tu atención en los sonidos, olores, temperatura, etc. que se encuentran en los alrededores del lugar que hayas escogido para meditar, si tu mente se dispersa, apacíguala y vuelve tranquilamente a centrarte en la experiencia de la naturaleza. También puedes centrar la meditación en una sola de las experiencias que tengas alrededor, escuchando con detalle los sonidos, o como el viento acaricia tu cuerpo. Siempre sin analizar o juzgar. Es posible que algunos pensamientos vengan a tu cabeza pero no te preocupes, simplemente no dejes que tu atención se centre en ellos, déjalos ir. La naturaleza es un lugar maravilloso para meditar con los ojos abiertos, sentados, de pie o en movimiento. Sólo hay un momento para vivir y es el ahora, el antes ya ha pasado y lo que vendrá, todavía no existe.

Ana Sánchez
2025-07-16 20:13:10
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Empieza encontrando un lugar agradable al aire libre, quizás en tu jardín o en tu balcón, o en tu lugar favorito en una ruta de senderismo, en un parque o en la playa. Siéntate en una posición cómoda: contra un árbol o con las piernas cruzadas, o incluso puedes tumbarte de espaldas sobre una manta. La posición que más te convenga en ese momento. Cierra los ojos y respira profundamente tres veces, expandiendo el vientre al inhalar. Empieza a escuchar los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros en la distancia. Incluso si hay otros sonidos, como de personas en tu alrededor o ruido de tráfico, concéntrate también en ellos, ya que están ahí para ayudarte a conectarte con el momento presente que estás viviendo.
Llevar tu atención a estos sonidos puede ayudarte a mantener la concentración y evitar que tu mente divague. Si la mente divaga, no significa que lo estés haciendo mal, forma parte del proceso de meditación. Simplemente toma nota en tu cabeza que la mente se ha ido a otra parte y vuelve a centrarte en los sonidos que te rodean. Ahora observa cualquier sensación física, como la forma en que la brisa acaricia tu piel, el contacto de tu cuerpo con el suelo o el apoyo de tu espalda. Con cada exhalación, relaja un poco más la tensión muscular que sientes y siente cómo el peso de tu cuerpo se hunde en el suelo.
Acepta el estrés si es lo que sientes en ese momento, no intentes hacerlo desaparecer ni pienses que la meditación no está funcionando bien. Al inspirar, fíjate en las zonas tensas del cuerpo y, al espirar, concéntrate en esa parte concreta del cuerpo e imagina que expulsas la tensión al exhalar el aire. Repite esto durante unas cuantas respiraciones en las diferentes partes de tu cuerpo donde sientas estrés y tensión muscular. Vuelve a centrar tu atención lentamente en el suelo que sientes debajo de ti. A continuación, fíjate de nuevo en los sonidos que escuchas, ya sean cercanos o lejanos. Abre lentamente los ojos, observando tu entorno sin moverte. A continuación, respira profundamente y estírate un poquito si te apetece. Si te gusta cómo te sientes después de esa meditación, puedes proponerte meditar al aire libre durante 5-10 minutos al día. Y si llueve y no puedes salir a la calle, abre las ventanas y escucha cómo la lluvia golpea las hojas de los árboles o la calle mientras nutres el entorno que te rodea.