¿Cómo meditar con la naturaleza?

Ona Saldivar
2025-07-16 22:38:27
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Al meditar con un enfoque en la naturaleza, nos permitimos volver a lo básico, a nuestras raíces. A través de visualizaciones, sentimos la brisa en nuestra piel, escuchamos el susurro de las hojas y nos sumergimos en el refrescante abrazo de un río cristalino.
Elige un Lugar Tranquilo: Aunque la meditación te transportará mentalmente a la naturaleza, comienza en un espacio donde te sientas cómodo y sin distracciones.
Utiliza Grabaciones o Apps: Tienes varias grabaciones wake up gratuitas que puedes utilizar cuando quieras
Siente Cada Experiencia: No te preocupes si tu mente divaga. El objetivo es simplemente experimentar. Si te encuentras pensando en otras cosas, suavemente regresa tu atención a la guía y las sensaciones que te propone.

Alexia Acuña
2025-07-16 19:58:46
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Empieza encontrando un lugar agradable al aire libre, quizás en tu jardín o en tu balcón, o en tu lugar favorito en una ruta de senderismo, en un parque o en la playa. Siéntate en una posición cómoda: contra un árbol o con las piernas cruzadas, o incluso puedes tumbarte de espaldas sobre una manta. La posición que más te convenga en ese momento. Cierra los ojos y respira profundamente tres veces, expandiendo el vientre al inhalar. Empieza a escuchar los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros en la distancia. Incluso si hay otros sonidos, como de personas en tu alrededor o ruido de tráfico, concéntrate también en ellos, ya que están ahí para ayudarte a conectarte con el momento presente que estás viviendo. Llevar tu atención a estos sonidos puede ayudarte a mantener la concentración y evitar que tu mente divague. Si la mente divaga, no significa que lo estés haciendo mal, forma parte del proceso de meditación. Simplemente toma nota en tu cabeza que la mente se ha ido a otra parte y vuelve a centrarte en los sonidos que te rodean. Ahora observa cualquier sensación física, como la forma en que la brisa acaricia tu piel, el contacto de tu cuerpo con el suelo o el apoyo de tu espalda. Con cada exhalación, relaja un poco más la tensión muscular que sientes y siente cómo el peso de tu cuerpo se hunde en el suelo. Acepta el estrés si es lo que sientes en ese momento, no intentes hacerlo desaparecer ni pienses que la meditación no está funcionando bien. Al inspirar, fíjate en las zonas tensas del cuerpo y, al espirar, concéntrate en esa parte concreta del cuerpo e imagina que expulsas la tensión al exhalar el aire. Repite esto durante unas cuantas respiraciones en las diferentes partes de tu cuerpo donde sientas estrés y tensión muscular. Vuelve a centrar tu atención lentamente en el suelo que sientes debajo de ti. A continuación, fíjate de nuevo en los sonidos que escuchas, ya sean cercanos o lejanos. Abre lentamente los ojos, observando tu entorno sin moverte. A continuación, respira profundamente y estírate un poquito si te apetece. Si te gusta cómo te sientes después de esa meditación, puedes proponerte meditar al aire libre durante 5-10 minutos al día. Y si llueve y no puedes salir a la calle, abre las ventanas y escucha cómo la lluvia golpea las hojas de los árboles o la calle mientras nutres el entorno que te rodea.