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¿Cuáles son los signos y síntomas de la ansiedad?

Josefa López
Josefa López
2025-10-17 17:07:34
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Los síntomas de la ansiedad pueden manifestarse de diversas formas y afectar tanto el cuerpo como la mente. En muchas ocasiones, quienes la padecen no identifican estos signos como un problema de salud mental, sino que los atribuyen al estrés o a enfermedades físicas. Es importante conocer y comprender cada uno de estos síntomas para poder abordarlos de manera adecuada. La ansiedad activa el sistema nervioso simpático, generando una serie de respuestas fisiológicas que preparan al cuerpo para una situación de peligro, aunque este no sea real. Algunos de los síntomas más comunes son: Palpitaciones y taquicardia Dificultad para respirar Tensión muscular, que provocan contracturas, y temblores Sudoración excesiva Mareos y sensación de inestabilidad Problemas digestivos, como el síndrome del colon irritable. La ansiedad también afecta el pensamiento y las emociones, generando un estado de inquietud permanente. Entre los síntomas más comunes encontramos: Preocupación excesiva Miedo irracional Dificultad para concentrarse Irritabilidad Sensación de irrealidad (despersonalización y desrealización) La ansiedad también influye en el comportamiento diario de la persona, limitando su capacidad de disfrutar de la vida y desenvolverse con normalidad. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: Evitación de situaciones sociales Querer comer más de la cuenta o no querer comer Compulsiones o comportamientos repetitivos Alteraciones del sueño Dificultad para tomar decisiones Si alguno de estos síntomas interfieren con tu vida diaria y generan malestar persistente, es fundamental acudir a un profesional de la salud mental que te ayude a recuperar tu bienestar y mejorar la calidad de vida.
Aitor Vélez
Aitor Vélez
2025-10-17 12:41:16
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Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, «nudo» en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual. Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor a la muerte, a la locura, o al suicidio. De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc. Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc. Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc. No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos.