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¿Por qué me siento tan resistente al cambio?

Diana Menéndez
Diana Menéndez
2025-07-04 09:01:13
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El cambio trae consigo incertidumbre. Como resultado, las personas tienden a evitarlo porque tienen miedo o ansiedad sobre cuál podría ser el resultado. Los seres humanos tienden a aferrarse a sus rutinas hasta tal punto que se resisten al cambio porque realmente creen que el status quo es lo mejor. Las personas se aferran fuertemente a lo familiar, lo probado y verdadero, y lo que es familiar y cómodo se vuelve “moralmente correcto”. Otra fuente de ansiedad asociada con el cambio es el miedo a que cualquier cambio resulte en un fracaso o incluso en un desastre. A veces, las personas se resisten al cambio simplemente porque éste exige cierto esfuerzo: aprender un nuevo procedimiento o adaptarse al cambio requiere trabajo. En el nivel organizacional, las personas pueden resistirse al cambio porque desconfían de quienes lo propugnan. Pueden dudar de los conocimientos y las credenciales de quienes lo impulsan.
Francisco Armendáriz
Francisco Armendáriz
2025-07-04 07:43:06
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El miedo es uno de los principales enemigos de la felicidad porque, por miedo a lo desconocido, a no tener el control, al final terminamos viviendo una vida al completo y como realmente quieres. Miedo a equivocarnos: Uno de los principales motivos por los que tenemos miedo al cambio es el pánico que sentimos a equivocarnos. Tengamos en cuenta que, dentro de nuestra zona de confort, controlamos y dominamos nuestra situación y, por tanto, es complicado que nos equivoquemos. Miedo a no dominar la situación: Se trata de uno de los principales motivos por los que las personas presentan miedo al cambio. En la actualidad, vivimos en una realidad que controlamos, nos resulta cómoda y es sencilla de gestionar. Es decir, lo que comúnmente denominamos la “zona de confort”, es decir se trata de una situación en la que estamos en equilibrios y cómodos. Miedo a lo desconocido: Se trata de otro motive muy habitual por el que solemos sentir miedo al cambio. En general, todo aquello que nos resulta desconocido nos suele causar inseguridad y temor. Cuando nos encontramos ante una situación desconocida transitamos por un sendero sobre el que no tenemos control y además, no sabemos qué nos deparará. Reconocer que tengo miedo a cambiar. Es habitual que encontremos en consulta personas que no son consciente de qué es lo que les da miedo. Por tanto, se quedan atrapados sin comprender por qué se resisten a ese cambio. El proceso de cambio va acompañado de un duelo por lo que dejamos atrás, y ahí es donde va a surgir una resistencia que nos empuja con más fuerza. Es decir, “quiero cambiar pero a la vez no quiero cambiar (ya que no quiero dejar aquello que ya conozco). Cuando entres en contacto con esta ambivalencia es cuando podremos ampliar nuestra capacidad de acción. El beneficio secundario de no cambiar. Muchas personas no se involucran en procesos de cambios ya que huyen de situaciones desagradables. Por ejemplo, puede ocurrir que una manera de actuar nos genera malestar pero al mismo tiempo nos provoca un beneficio del que generalmente no somos consciente como podría ser: protegernos de los demás, evitar el fracaso, conseguir atención de nuestros allegados, comodidad, etc.