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¿Cuáles son 5 actitudes de los padres que generan ansiedad en sus hijos?

Adrián Madera
Adrián Madera
2025-07-09 10:41:09
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La sobreprotección les causa daños emocionales a los pequeños y los hace ser incapaces de hacer algo por sí mismos, por lo que son desconfiados y el tener que intentar algo, sin ayuda de mamá o papá les genera ansiedad y sentimientos de inseguridad. Permisividad Cuando los padres permiten que los niños hagan lo que quieran también puede ser una causa de ansiedad ya que en el fondo tienen un sentimiento de abandono emocional por parte de sus padres así como una poca atención en sus obligaciones como padres y eso lo resienten los niños. Autoridad implacable Es el polo opuesto de la permisividad y en estos casos una autoridad fuerte hace que los niños sientan ansiedad porque no les permitirán ser ellos mismos, quieren hacer cosas pero todo les causa miedo por ser regañados y también sentirán abandono emocional porque pensarán que su criterio y sus opiniones nunca son correctos. Constantes críticas Las críticas constructivas hacen en los niños y adultos que aprendan y crezcan, pero cuando son agresivas y constantes no resultan para nada benéficas. La crítica constante en forma de acusación, comparación o señalamiento negativo genera sentimientos de inseguridad e incapacidad a los niños. No dejarlos decidir Hay que permitir a los niños que sean capaces de poder dar su opinión y tomar sus propias decisiones siempre teniendo una comunicación directa con él, así ellos se sentirán que son importantes para la familia.
Úrsula Burgos
Úrsula Burgos
2025-07-09 09:56:21
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1. Sobreprotección. Proteger a los niños de manera excesiva e innecesaria no beneficia a los pequeños sino todo lo contrario. Cuando sobreprotegemos a nuestros hijos les estamos impidiendo que exploren y descubran el mundo que les rodea por ellos mismos. Con la mejor intención de protegerles de este “mundo peligroso y hostil”, lo único que provocamos es que los niños adquieran miedos e inseguridades. La sobreprotección genera ansiedad en los menores al hacerles herederos de nuestros miedos y al inculcarles la falsa creencia de que el mundo en el que estamos inmersos es amenazante, peligroso y hostil. 2. Hiperexigencia. Exigir a nuestros hijos demasiado con frecuencia promueve que se conviertan en niños con altos niveles de ansiedad. Nuestros hijos deben y merecen ser niños felices pero no perfectos. Los hijos de padres muy exigentes desean que sus padres les valoren positivamente. Por este motivo, los niños a los que se le exige en exceso tienen miedo a equivocarse y se sienten muy insatisfechos, avergonzados y culpables cuando no consiguen cumplir con las expectativas de sus padres. La presión y las exigencias desmesuradas dificultan a los niños actuar de manera espontánea y libre. No quieren decepcionar a sus padres y se preocupan en exceso por cumplir con sus expectativas, sin embargo, se olvidan de disfrutar de las cosas que hacen. Desear que nuestros hijos se comporten siempre de manera correcta, obtengan unas calificaciones académicas excelentes, no comentan ninguna falta de educación, no se peleen con otros niños o estén siempre dispuestos y encantados de realizar todo aquello que le proponemos es simplemente…¡misión imposible! La hiperexigencia, al igual que la sobreprotección, no favorece que los niños piensen, actúen y se relacionen con el mundo de manera libre e independiente sino que son los progenitores lo que imponen a los niños su manera de actuar sin tener en cuenta sus necesidades e intereses. El ser humano es imperfecto, por lo que exigir a nuestros hijos que sean los mejores en todo aquello en lo que se embarquen solo va a promover que sean niños que no disfruten del presente y que, por el contrario, se preocupen en exceso por lo que los demás van a opinar de ellos, convirtiéndose así en personas ansiosas, inseguras, con baja autoestima y vulnerables emocionalmente.
Marcos Hernando
Marcos Hernando
2025-07-09 09:10:17
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El padre exigente genera estrés, ansiedad y baja autoestima en los hijos. La idea de que nunca es suficiente es peligrosa porque desincentiva a los jóvenes y, en buena medida, carece de lógica. Los padres sobreprotectores hacen que los hijos no desplieguen su propia capacidad de acción, se acostumbren a no llevar a cabo sus proyectos. La crítica constante destroza la autoestima de los demás. Si continuamente criticamos a nuestros hijos, lo que demostramos es que no nos gusta cómo son o cómo actúan. Mostrar abnegación puede ser un tipo de manipulación. El victimismo en los adultos cuando hay un conflicto puede ser tóxico porque genera un sentimiento de culpabilidad entre los hijos. La imprevisibilidad es la actitud tóxica más dañina de padres a hijos, según Álvaro Bilbao. En ese caso, los hijos no saben a qué atenerse ante padres con actitudes cambiantes. El resultado es que están hipervigilantes y ansiosos en su propio entorno.