¿Cómo se logra la serenidad?

Lorena Sepúlveda
2025-07-31 07:42:39
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La serenidad es poder ver las cosas desde una isla en equilibrio y paz, para poder actuar mejor, decidir con mayor acierto y regular dimensiones como el miedo o la ansiedad. Tener serenidad ante cada circunstancia vital nos otorga esa combinación perfecta que va de la calma a la reflexión, de la paz interna a la prudencia. No todos lo adquieren, es evidente, pero estamos sin duda ante una herramienta en la que deberíamos trabajar. La clave está en centrarse en lo que sí está bajo el control de uno mismo y que puede mediar en nuestro destino. Uno llega a tener serenidad con el paso del tiempo y a raíz del aprendizaje obtenido con la experiencia. Para tener serenidad en el día a día solo tenemos una opción: practicarla, comprometernos en ella. Entrenar este enfoque lleva tiempo porque implica gestionar emociones, controlar pensamientos, reducir el estrés… Pero puede lograrse e incluso contagiar a otros de su maravilloso influjo. Se requiere trabajar en el autoconocimiento y la capacidad de autocontrol. Ambas dimensiones tienen mucho que ver con la inteligencia emocional. Se trata de ser capaces de conocernos a nosotros mismos desarrollando una buena regulación de las emociones para evitar actuar por impulsos o automatismos.

Andrea Reyes
2025-07-26 14:58:15
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Meditar y vivir el presente son algunas de las claves para saber gestionar los problemas.
No desear controlar la incertidumbre y centrarnos en lo que realmente podemos controlar, nos ayudará a inviertar energía, esfuerzo y emociones en el lugar correcto.
Empezar por los cimientos de la psicología: dormir, ejercicios y alimentos saludables.
Los cimientos son aquello que regula nuestros neurotransmisores: dormir y descansar, comer de forma saludable, hacer ejercicio y tener una vida en la que nuestros pensamientos estén distanciados de nosotros cuando son preocupaciones inútiles.
La meditación y las técnicas de relajación muscular nos ayudan a mantener nuestra mente en calma en el momento en el que tenemos la sensación de que todo se revoluciona.
Además, meditar regula también nuestros neurotransmisores y nos permite tomar distancia con aquello que nos preocupa.
Tenemos que tratar de tener un mantra que nos distancie de aquello que no podemos controlar.
Ante cualquier situación de crisis, de incertidumbre o cuando la vida se tambalea, todo aquello que tú puedes hacer, tienes que hacerlo.
Eso es una conducta responsable.
Igual que ocurrió durante la pandemia que tuvimos que cambiar nuestro estilo de vida, intentar mantener las rutinas que nos dan seguridad con los horarios, con las fechas o con nuestros hábitos de vida saludable, nos va a dar paz y tranquilidad.
La incertidumbre no se puede controlar y cuando tratas de hacerlo inviertes energía, esfuerzo y emociones en el lugar equivocado.
Se trata de visualizar e intentar anticipar todo aquello que puede salir bien porque así nuestro cerebro se enfoca en la parte positiva de una crisis.
Si vivimos el presente, nos permite estar en lo que tenemos que estar.
Lo único que tú puedes solucionar ahora es lo que está ocurriendo en este momento.

Ana María Casas
2025-07-16 18:17:08
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La serenidad aunque también represente la capacidad de mantener la calma en situaciones estresantes, es un estado al que se llega después de mucho trabajo personal que incluye autoconocimiento y auto observación. La persona serena es consciente de sus debilidades y miedos y ha sido capaz de afrontarlos y superarlos. Lograr serenidad es cuestión de proponérselo y trabajar para conseguirlo. Soledad: a veces es necesario aislarse del entorno para preservarse del contagio emocional, de la alteración colectiva, de los juicios y condenas públicas. Entenderse: conocer cómo somos, pensamos y sentimos para evaluar cómo percibimos y actuamos ante la realidad. Reconocer al otro: en su derecho a ser diferente, por lo que no es necesario tomar esto como una amenaza que nos altere. Equilibrio emocional: procurar no vivir en emociones extremas ni ser víctima de los estados de ánimo. No arrastrar el pasado: evitar quedarse enganchado en las emociones negativas producidas por hechos del pasado. Inclinarse ante el destino: lo que tenga que pasar, pasará aunque no sea lo deseado, pero sí lo necesario. Desapego por los resultados: solo podemos ocuparnos del proceso, no controlar los resultados. Apertura al cambio: vivir es cambiar y el cambio es vida. Disciplina: el desarrollo personal es un trabajo diario que requiere rigor y compromiso.