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¿Cuáles son las señales de que una relación es tóxica?

Fátima Casillas
Fátima Casillas
2025-08-03 08:48:19
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Sentimientos de malestar. Cada encuentro se convierte en una discusión. Una parte encuentra muy difícil hacer aquello que desea o tomar cualquier decisión, porque la otra es excesivamente dominante. A pesar de que la relación no funciona, estos problemas se normalizan. Dependencia emocional. La persona dependiente no concibe su vida sin esa pareja o sin esa amistad. Se aferra a la relación, sin imaginar una existencia independiente. Tiene necesidad de este contacto, aunque sea fuente de sufrimiento. Conflictos continuos. Las discusiones se multiplican y la relación acaba dominada por la ira. Cada vez hay mayor dificultad para realizar los deseos propios o para llevar a cabo cualquier actividad. En esta situación, una persona cede la iniciativa en favor de otra, que lleva la batuta. Con el tiempo, se renuncia a muchos hábitos y también se pierden relaciones con otras amistades y familiares. Falta de comunicación. No existe respeto a las opiniones, ni interés en escuchar. Se ridiculiza y se llega a humillar en público al otro. Por esto, pueden aparecer sentimientos de miedo, inhibiéndose la expresión de ideas personales. Mitos de amor romántico y creencias sexistas. Es la parte cognitiva en el caso de las parejas. El amor romántico supone que una persona necesita a otra para ser completa: es el mito de “tu media naranja” o “tu príncipe azul”. No obstante, las creencias sexistas son ideas heredadas, difíciles de detectar, presentes en el entorno. Celos y culpabilidad. No hay que confundir los celos con el amor. Los celos no son muestras de afecto ni significan preocupación, solo buscan un control exclusivo. La persona celosa tiene miedo a perder al otro, al que llega a considerar suyo: es su “propiedad”. En realidad, el amor debe basarse en la confianza mutua, en la libertad para relacionarse de forma sana con otras personas, fuera de la pareja, sin miedo y sin culpa. Transmitir culpabilidad es una forma de chantaje emocional. Control (sobre todo tecnológico). En una relación tóxica, una parte quiere conocerlo todo sobre la otra: a quién ve, con quién habla. Le revisa el móvil y conoce sus contraseñas. Vigila todo lo que hace en redes, cada minuto, hasta el más mínimo gesto. Un “me gusta” puede ser un motivo de conflicto. Por el contrario, en una relación equilibrada cada persona tiene un espacio propio. Luz de gas. Consiste en negar siempre lo que la otra persona dice. Se ignoran todas las percepciones, se ponen en duda cosas que ha visto o recuerda, con el pretexto de que son absurdas. Al ser cuestionada de forma tan absoluta, la víctima puede llegar a dudar de su salud mental. Violencia psicológica. Es la parte más invisible y sutil. La manipulación emocional resulta muy difícil de detectar desde fuera, por parte del entorno. Sin embargo, implica que la relación ha entrado de lleno en el ámbito de los malos tratos. Consiste en el aumento, en su intensidad y frecuencia, de todo lo anterior: controlar de forma obsesiva, humillar o desvalorizar permanentemente al otro, consiguiendo que baje su autoestima. Incluso se amenaza con divulgar imágenes íntimas en Internet. Violencia física o sexual. En las primeras fases se pueden arrojar objetos, dar portazos, gritar, empujar, pellizcar… Después, se llega a otras agresiones graves, produciendo lesiones que requieren atención médica. La violencia sexual reviste diversas formas. La línea roja se cruza cuando no se respetan los derechos personales. Entonces se fuerza o se obliga a realizar actos no deseados, ignorando el consentimiento voluntario.
Margarita Ramírez
Margarita Ramírez
2025-08-03 08:00:36
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El respeto mutuo es la base de cualquier relación sana. En una relación tóxica, es común experimentar desprecio, críticas constantes, sarcasmo o actitudes despectivas. CONTROL Y MANIPULACIÓN Las personas que buscan controlar a su pareja a menudo lo hacen a través de tácticas como la manipulación emocional, el chantaje o imponiendo sus deseos sobre los de la otra persona. Una persona tóxica puede intentar aislarte de tus seres queridos como una forma de mantener el control. Esto puede manifestarse en críticas a tus amistades o familiares, o en actitudes que te hagan sentir culpable por pasar tiempo con otros. Cuando los celos se vuelven constantes, son una señal de inseguridad y falta de confianza. Las parejas tóxicas pueden tener conductas como, revisar el teléfono, exigir que informes de cada uno de tus movimientos o cuestionar tus interacciones con otras personas. En una relación tóxica, tus emociones y necesidades suelen ser ignoradas o minimizadas. Puedes escuchar frases como “estás exagerando”, “eso no es para tanto”. Una relación tóxica puede hacerte sentir que no eres suficiente, que no haces nada bien o que debes cambiar para que la otra persona te quiera. Todo eso lleva a desarrollar inseguridades, baja autoestima y dependencia emocional, pues la otra persona se convierte en el único punto de referencia de tu valía personal. Si te sientes constantemente censurado por miedo a una reacción negativa o agresiva, probablemente estás en una relación tóxica. Las relaciones tóxicas a menudo siguen un ciclo predecible: momentos de tensión o discusiones intensas, seguidos por una fase de reconciliación en la que todo parece estar bien, llamada “luna de miel”. Este ciclo, conocido como ciclo de abuso, crea dependencia emocional y puede hacer que te sientas atrapado. Con el tiempo, te acostumbras a vivir en este sube y baja emocional, que es agotador y perjudicial para tu bienestar mental.