¿Cuándo no conviene seguir en una relación?

Diego Hernádez
2025-08-12 16:17:28
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No todas las personas llegan a tu vida para quedarse para siempre, hay casos en los que la conexión se pierde, en los que todo se vuelve tóxico rápidamente o en los que simplemente no estás obteniendo lo que necesitas para seguir creciendo como persona, y esos son casos en los que incluso los expertos te van a decir que no vale la pena luchar o hacer un esfuerzo sobrehumano para intentar salvar algo.
Hay relaciones que sí valen la pena y que pueden llegar a ser duraderas, exitosas y muy felices, pero hay otras que simplemente no lo son, e intentar forzarlas puede causar mucho daño, tanto a ti como a la otra persona.
Una relación sin comunicación es una relación que no avanza, que no crece y que no le da a nadie lo que necesita.
Lo ideal es que, cuando piensas en el futuro, tu pareja sea parte de lo que tienes en la mente, que el objetivo sea construir cosas en conjunto y avanzar hacia el mismo objetivo.
Cuando no puedes imaginar tu vida sin una persona, entonces esa es una relación por la que vale la pena luchar, pero, si pasa lo contrario, donde no imaginas un futuro con ella, entonces tal vez no es una relación que debas mantener.
Dejar de intentar es otra señal evidente de que uno o los dos ya se dieron por vencidos y no están buscando fortalecer la relación o intentar sanar.
Cuando se pierde el interés y no se hace el esfuerzo por recuperarlo, entonces hay que tomar una decisión sobre el futuro de la relación y preguntarse por qué o por qué no hay que seguir con ella.
Además de poner atención a las señales, hay una serie de preguntas que te puedes hacer para estar seguro de que tu relación realmente no vale la pena, de que los problemas ya no tienen solución y de que lo mejor es terminar y avanzar a cosas mejores.

Andrés Quesada
2025-08-12 13:35:40
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Si las salidas se repiten y uno no siente placer por estar con el otro, es una bandera roja.
Puede ser una razón para tirar la toalla e ir en busca de nuevos horizontes.
Si esa atracción desaparece por completo y ya no hay signos de una posible recuperación, se está ante un problema claro.
Es importante ser franco con uno mismo y con el otro y tratar el conflicto con inteligencia y madurez.
En caso de que la excitación sea irrecuperable, ya no sirve demasiado seguir luchando por la pareja.
Si uno nota que el otro no está para poner el hombro en los momentos difíciles y todo se convierte en celos, negatividad o indiferencia, es un mal signo.
Si uno espera constantemente que el otro actúe de cierta manera, la decepción será inevitable.
Y el error será propio.
En una relación saludable, las dos partes tienen que respetar al otro.
No se puede vivir con la fantasía de la perfección.

Silvia Escamilla
2025-08-12 13:27:56
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Cuando se trata de un problema de convivencia, o de hábitos diarios de la otra persona que no nos gustan, como el no fregar justo después de comer o el dejar cosas por medio, hablamos de molestias personales. Son cosas que no son tan serias, sino fallos que puede tener la otra persona y que, por lo general, a no ser que llegue a extremos, si queremos a la persona, podemos asumir o trabajar juntos para encontrar un equilibrio entre la forma de vivir de ambos.
Sin embargo, cuando hablamos de problemas más serios, como el mentir o el manipular, no está tan claro que podamos ser felices con la otra persona.
Quizás debamos hacernos varias preguntas: ¿puede realmente cambiar la otra persona? Y, si es así, ¿podemos nosotros soportar ese proceso y ser felices mientras intenta hacerlo?
Por supuesto, todo tiene un límite.
Cuando los problemas son recurrentes y ocurren una y otra vez cada cierto tiempo, quizás es el momento de preguntarnos si realmente debemos seguir en esa relación.
O cuando seguimos dándole vueltas al mismo problema, o seguimos dolidos por cosas que quizás tendríamos que tener ya superadas.
Son indicadores de que, probablemente, tenemos que terminar una relación.
Si nos encontramos en esta situación, debemos tomarnos tiempo para nosotros mismos y reflexionar acerca de lo que queremos.
Lo más seguro es que, en el fondo, sepamos cuál es la decisión correcta, por mucho que cueste tomarla.
Solo hay dos opciones: o irnos o elegir seguir queriendo al otro, a pesar de sus errores o sus fallos.
Lo que debemos asumir sí o sí es que, si elegimos quedarnos a su lado no será fácil.
Arreglar las grietas de una relación no es tan sencillo, y requerirá de mucho esfuerzo y trabajo por parte de ambos.
Como en todo, por frío que suene, nuestra decisión debe basarse en una lista de pros y contras, con la que podremos sopesar si realmente estamos priorizando nuestro bienestar o si simplemente nos estamos quedando en un lugar que no nos hace bien porque nos da miedo salir y descubrir qué es lo que hay fuera.
En cualquier caso, solo debemos pensar en nuestra felicidad y en lo que, a la larga, vaya a resultar mejor para ambos.
Solo nosotros tenemos la respuesta.