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¿Qué hacer cuando tu familia no te apoya?

José Juárez
José Juárez
2025-08-07 04:14:26
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Infórmelos. Si el problema es que no comprenden los desafíos de su hijo, trate de educar con amabilidad a estos miembros de su familia o amigos. Encuentre aliados. Hable primero con las personas de su familia o con sus amigos más cercanos que son un apoyo para su hijo. Hable uno-a-uno. Hablar con alguien en forma personal facilita que ponga toda su atención a lo que usted le dice, y luego pueden hacerle preguntas de manera directa. Confróntelos. Si los comentarios insensibles continúan, está bien ser más firme. Evítelos. Cuando todo lo que anterior falla, trate de no interactuar con un pariente o amigo que es ofensivo. Considere también conectarse con otros padres en nuestra comunidad. Podría encontrar que sus experiencias son similares a la suya y que pueden intercambiar consejos e historias.
Manuela Ozuna
Manuela Ozuna
2025-08-07 02:54:35
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Lo primero que quiero decirte es que tus emociones son válidas. No estás exagerando ni eres invisible, aunque te hagan sentir así. Lo que has vivido ha dejado huella, y el hecho de que tu entorno no lo reconozca no significa que no sea real. Dado que no cuentas con el apoyo familiar que necesitas, es fundamental que busques formas de sostenerte a ti misma. Esto no significa que debas hacerlo sola, sino que necesitas construir un espacio seguro donde tu bienestar sea prioridad. Algunas ideas para empezar: Recuperar la terapia, construir redes de apoyo, practicar la autocompasión, poner límites, crear pequeñas rutinas de bienestar. La sensación de soledad se reduce cuando encuentras espacios donde puedes ser tú sin miedo a ser invalidada. Tu dolor es legítimo, y mereces tratarte con amor. Sé que el camino hacia la sanación puede sentirse cuesta arriba, pero quiero recordarte que no estás sola. Hay personas que pueden y quieren escucharte, y lo más importante es que tú mereces sanar.
Juan José Otero
Juan José Otero
2025-08-07 01:07:34
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Cada persona nació responsable de sí mismo y de su crecimiento. Por lo tanto, nadie es responsable de lo que le sucede al otro. Siempre se puede decir que NO. Aprender a aceptar la incomodidad del rechazo. Cuando se rechaza los problemas de otra persona, se debe aceptar que esa persona puede molestarse porque se siente decepcionado. Con todas las relaciones, incluso las familiares, debe haber límites que no afecten el crecimiento de cada persona. Tener una claridad sobre las prioridades de mi vida. Cuando no se tiene claridad en esto, otras personas como la familia, llegan y le organizar el tiempo a uno.
Yago Castellanos
Yago Castellanos
2025-08-06 22:56:11
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Cuando la familia no ayuda en momentos difíciles solo cabe una salida, aceptar su decisión. De ese modo, merman aún más nuestros recursos psicológicos a la hora de afrontar esas dificultades personales. Es decir que lejos de favorecer la seguridad y la felicidad y de nutrir a los suyos en valías, recortan potenciales y originan heridas. Así, si hay algo que como adultos sabemos bien, es que el propio hecho de madurar requiere cortar ese cordón umbilical de la unidad familiar para realizarnos. No obstante, hay familias que, en lugar de apoyar, pueden hundirnos más aún. Lo hacen con su desánimo, con la proyección de la culpa, con la infravaloración e incluso con la frialdad emocional. En momentos de dificultad más que ayuda, necesitamos sentirnos acompañados. Cuando afrontamos una dificultad, no siempre necesitamos que quienes nos rodean resuelvan nuestros problemas. La adversidad no se resuelve en todos los casos con dinero o con recursos materiales. Tanto es así que el denominador común que impera es el agradecimiento por la compañía. En ocasiones, puede darse otro tipo de situación igualmente dañina. Así como hay familias que pueden dejar a los suyos en el abandono, negándoles el apoyo y la cercanía, hay quien sí da el paso y opta por ayudar, pero en realidad lo hace mal. Son quienes despliegan una serie de actuaciones y recursos que tienden a intensificar aún más el sufrimiento. Asimismo, conviene recordar un detalle. Siempre será mejor no contar con la ayuda de alguien a contar con una cercanía claramente patológica. En momentos de necesidad y dificultad hay que seguir manteniendo una adecuada claridad de miras para saber sobre qué hombro es mejor recostarnos. Pensemos en ello. De algún modo, la experiencia ya nos dice quién sí y quién no. Cada uno trae consigo su recorrido vivido y hay que ser inteligente a la hora de solicitar apoyo. A veces, encontramos ese soporte valioso en otras personas con quienes no compartimos código genético.