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¿Cómo trabajar en compasión?

Daniela Aguirre
Daniela Aguirre
2025-05-30 15:13:37
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Ser bondadoso y compasivo consigo mismo es igualmente importante. Celebre los pequeños logros. No tiene que lograr grandes cosas para sentirse orgulloso de sí mismo. Las pequeñas cosas realmente cuentan. Así que también puede sentirse bien sobre esas cosas. Si hizo ejercicio una vez, eso es algo. Si caminó una vez alrededor de la manzana, eso también es algo. No se crea todo lo que piensa. Es útil reconocer los pensamientos que tiene. Pero no tiene por qué aceptarlos como una realidad. Revise las cosas que se dice a sí mismo. Las cosas que usted se dice pueden tener un gran impacto en cómo se siente acerca de sí mismo. Y muchos de nosotros somos mucho más duros con nosotros mismos que cómo seríamos con otras personas. Si esto es cierto en su caso, trate de cambiar lo que se dice a sí mismo y sea más indulgente consigo mismo. Por ejemplo, si se mortifica por un error que cometió, dé un paso atrás. Pruebe una charla comprensiva y motivadora consigo mismo en su lugar. Usted puede decir: "Esto es nuevo, y estoy dando lo mejor de mí". O bien: "Me estoy ocupando de mi familia y estoy haciendo una buena tarea". Recuerde sus buenas cualidades. Cuando entre en un ciclo de diálogo interno negativo, defiéndase. Anote sus rasgos positivos o las cosas que hace bien. No tienen por qué ser grandes cosas, como "Una vez salvé a un cachorro de ahogarse en un río". Pueden ser cosas cotidianas, como "Hago muy buenos panqueques" o "Soy un buen oyente". Haga algo solo para sí. Comprométase a hacer algo generoso consigo mismo todos los días. Para usted, el cuidado personal tal vez signifique encontrar tiempo para hacer ejercicio, dedicarse a un pasatiempo o escribir un diario. O podría ser leer una revista mientras se da un baño alejado de sus hijos por 10 minutos. No importa lo que haga, siempre y cuando sea algo positivo y saludable.
Paola Briseño
Paola Briseño
2025-05-20 19:47:11
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La compasión se trabaja con un profesional de la psicología mediante trabajo constante y tiempo, pero hoy te proponemos un ejercicio para comenzar a practicar la compasión. Siéntate en un lugar cómodo, con una postura cómoda y relajada. Haz un par de respiraciones, tomando conciencia de cómo se encuentra tu cuerpo, sin cambiarlo o juzgarlo, simplemente observándolo. Después comienza a pensar en un color que asocies con compasión y que transmita calidez y amabilidad. Imagina este color y cómo te rodea poco a poco, sin prisa. Observa cómo va penetrando en ti a través del corazón, y siente cómo este color tiene sabiduría, amabilidad y está para cuidarte. A medida que entra dentro de ti, siente ese cuidado y esta amabilidad en el cuerpo. Crea una expresión de amabilidad en tu rostro a medida que haces el ejercicio. Siente cómo este color quiere ayudarte, céntrate en percibir esta intención. Puedes ver que no es un ejercicio complicado, pero sí que necesita de práctica y tiempo para aprender a enfocarnos en estas sensaciones. Como hemos dicho antes, se trata de cambiar el foco y realizar ejercicios para invitar a esta emoción para que forme parte de nuestras experiencias.
Nahia Arevalo
Nahia Arevalo
2025-05-14 22:45:50
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La mejor manera para empezar a desarrollar la compasión es limitar nuestro alcance a las personas que nos encontramos en la vida real y por internet, y quizás también a algunos animales. Poco a poco, nos entrenamos en extender nuestra compasión para incluir a todos: aquellos que nos agradan, los extraños e incluso las personas que no nos gustan en absoluto. Continuamos hasta que nuestra compasión incluya al mundo entero– sí, ¡incluso a las cucarachas! La base racional para extender nuestra compasión de manera igualitaria hacia todos es muy obvia, aunque es algo que muchas personas ni siquiera consideran: todos somos iguales en que todos queremos ser felices y todos somos iguales también en que queremos liberarnos de la infelicidad y el sufrimiento. Estos dos hechos siguen siendo ciertos, independientemente de que se trate de alguien cercano o lejano, e independientemente de lo que la otra persona haga. Aun si alguien causa mucho daño, lo hace por ignorancia, confusión y engaño, pensando erróneamente que lo beneficiará a sí mismo o a la sociedad. Meditación en la compasión El entrenamiento para desarrollar compasión se genera en grados de intensidad. Nos enfocamos primero en los sufrimientos de aquellos que nos agradan, después en los de aquellos que nos son neutros y después en los de aquellos que nos desagradan. En última instancia, nos enfocamos en el sufrimiento de todos, en todos lados, de forma igualitaria. En cada etapa, generamos tres sentimientos: Qué maravilloso sería que estuvieran libres del sufrimiento y de sus causas. Que puedan ser libres; deseo que sean libres. Que pueda ayudarlos a liberarse. Así, la compasión contiene la voluntad de ayudar a otros a liberarse de sus problemas y superar su infelicidad. Confía en que los problemas pueden solucionarse al seguir métodos realistas, lo cual significa que no hay situación que carezca de remedio. Así, la compasión en el budismo es un estado mental activo que está listo, en cualquier momento, para entrar en acción en beneficio de los demás.
Isaac Santana
Isaac Santana
2025-05-04 14:17:39
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La buena noticia es que la compasión se puede trabajar y como todo en la vida, se consigue practicando, con algo de esfuerzo y constancia. El primer paso para llegar a esa compasión es poner en marcha nuestra empatía; comprender y sobre todo compartir el sufrimiento ajeno y ofreciendo ayuda y alivio a quienes lo padecen. Pensar en cómo nos gustaría ser tratados en esa situación puede servirnos para guiar nuestros actos hacia la persona a la que vamos a cuidar. Otro paso es buscar similitudes con las demás personas, en lugar de buscar las diferencias. Descubrir lo que tenemos en común y nos puede unir de algún modo nos abre a compartir ciertas situaciones con las personas a nuestro cargo. Si logramos empatizar, el fin es ayudar a la otra persona a liberarse del sufrimiento; debemos pensar de nuevo cómo podría ayudarnos a nosotros compartir ese dolor. Por supuesto en todos estos pasos la amabilidad debe ser nuestra actitud permanente. Hablar y tratar bien a los enfermos es clave para su bienestar y para nuestra práctica de la compasión, además nos hará sentir mejor a nosotros mismos. Una de las últimas fases en la compasión y quizá una de las más complicadas, es potenciar la voluntad de aliviar a quienes no quieren nuestra ayuda y nos tratan de forma despectiva. Si logramos mantener la calma y la actitud empática y afable con esas personas, sin duda tendremos éxito. Esto no es una tarea fácil y nos llevará trabajo y esfuerzo, pero también garantizará la culminación de nuestro objetivo. Como conclusión final en la práctica de la compasión, debemos reflexionar y analizar nuestros actos para con las personas a nuestro alrededor. Según los resultados, podemos enmendar aquello que nos aleje de la empatía en la próxima oportunidad que se presente.