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¿Cómo se puede fomentar la resiliencia?

Valeria Zúñiga
Valeria Zúñiga
2025-07-09 01:39:26
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Cultivar una mentalidad positiva. La salud mental en equilibrio es clave para ser felices. Establecer metas realistas. Es importante, para evitar la frustración, mantener siempre una dirección y un progreso efectivo en nuestras vidas. Configurar una red de apoyo sólida. De este modo, se tendrá el respaldo emocional necesario en los momentos más adversos. Reconocer los fallos. Las personas resilientes ven el fracaso como escalones hacia la meta, un motor para reconocer, crecer y aprender. Trabajar la autocompasión. Es fundamental para tratarnos con amabilidad y comprensión. Mantener un estilo de vida saludable. Aprenderás a implementar una alimentación balanceada, hacer ejercicio regularmente y descansar lo suficiente para siempre tener la energía óptima que permitiese afrontar los desafíos de manera más efectiva. Aprender de las experiencias pasadas. Solo así, mirando atrás, se tomará impulso para continuar. No centrarse en la inmediatez. En las personas de edad avanzada, es un motor para mantenerse activos, entretenidos y con la mente en pleno funcionamiento. Aprender cosas nuevas. La clave es apostar por un aprendizaje continuo, en el que se pongan en marcha todo tipo de tareas, pero nunca vistas como una pérdida de tiempo. Saber controlar el trabajo. Por eso hay que saber cuándo parar y no obsesionarse con el trabajo para no caer en un agotamiento excesivo. De ahí la importancia de saber extrapolar, recargar pilas en la vida personal y ser resiliente a partir de los métodos aprendidos con anterioridad.
Raúl Saldaña
Raúl Saldaña
2025-07-01 03:17:42
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La resiliencia se construye a partir de la vivencia del sufrimiento emocional y nos ayuda a mantener o mejorar la estabilidad mental ante las situaciones vitales estresantes. Es algo que, a menudo, se genera de forma espontánea, pero hay estrategias que pueden ayudarnos a potenciarla y que podemos poner en práctica cuando nos encontremos en situaciones vitales difíciles. Algunos atributos personales favorecen la resiliencia, por ejemplo, la autoestima, la capacidad para resolver problemas o la competencia social. También la favorecen los apoyos familiares y sociales con los que contamos. Además, una actitud positiva también propiciará nuestro bienestar y capacidad de superación. La clave es identificar lo que a cada uno le pueda funcionar mejor para desarrollar estrategias propias. A menudo no podemos modificar las situaciones, pero sí podemos aprender a modificar la forma cómo nosotros las interpretamos, como hacen las personas resilientes. Para ser una persona resiliente hay que aprender a identificar, aceptar y gestionar las emociones. Lo más recomendable es aprender a reconocer y manejar estos sentimientos y emociones. Si no son productivos para nuestro propio bienestar ni para manejar situaciones que nos resultan estresantes, debemos poner en marcha formas efectivas de gestionarlos para tratar de limitar su influencia.