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¿Cómo se medita en movimiento?

Teresa Caro
Teresa Caro
2025-07-10 06:13:10
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Caminar es una acción tan establecida y habituada. En el momento en que salimos por la puerta, nuestra mente también tiende a divagar: atrapada en recordar, pensar, planificar, preocuparse o analizar. Caminar conscientemente es una forma de lograr que la mente camine con nosotros y de brindar un enfoque relajado a esta actividad diaria. Aunque se llama meditación caminando o caminata consciente, eso no significa que vayamos por el vecindario con los ojos cerrados, como zombies. En cambio, utilizamos una técnica meditativa, con los ojos bien abiertos, un ritmo que se adapta a nosotros y nuestra atención en cualquier entorno en el que nos encontremos. Básicamente, caminar se convierte en una herramienta para familiarizarnos con el momento presente, y lo hacemos redirigiendo la mente. En lugar de que nuestro objeto de atención sea la respiración, como hacemos con la meditación sentada, nuestro enfoque se convierte en el ritmo de nuestra marcha. Existen diferentes tipos de enfoques para la meditación caminando, la mayoría de los cuales dependen de su ubicación. Un paseo por un parque, por ejemplo, es diferente a un paseo rápido por la ciudad. Esta última opción es perfecta para personas que llevan una vida ocupada, se puede realizar en cualquier lugar y al ritmo que desees. Simplemente sigue cada señal durante unos 30 a 60 segundos. Cuando empieces a caminar: ¿Cómo se siente mi cuerpo: pesado o ligero, rígido o relajado? Tómate unos segundos para tomar conciencia de tu postura y de tu actitud. ObservaSin intentar cambiar la forma en que caminas, simplemente observa tu andar. Lleva tu atención a ello. Agudiza tus sentidos. Presta atención a lo que sucede a tu alrededor: automóviles que pasan, otras personas, árboles, el movimiento y la quietud de las cosas... Estás reconociendo lo que ves. Nota los sonidos: ¿Qué puedes oír? Observa los sonidos que llegan. Olores familiares: presta atención a ellos, ya sean agradables o desagradables. Observa cómo la mente crea una historia a partir de cada uno o recordar algún lugar, algo o alguien. Sensaciones físicas: haz un registro general de todo aquello que pasa por tu cuerpo, desde cómo te hace sentir el clima, cómo se siente cuando la planta de tus pies toca el suelo... Simplemente observa, reconoce y suelta. Después de uno o dos minutos, contempla la sensación de movimiento: cómo los brazos cuelgan o se balancean a tu lado o cómo el peso se desplaza constantemente de derecha a izquierda. Observa tu paso, tu ritmo y el ritmo al que te has acostumbrado. Repite estos pasos a lo largo de tu caminata, paso a paso, cuadra a cuadra o kilómetro a kilómetro. Tu intención es caminar, sin distracciones, hasta llegar al objetivo, centrándote en la actividad que estás realizando tan pronto como te des cuenta de que tu mente se ha distraído, regresa suavemente tu atención a la sensación de las plantas de tus pies. Ten estos pasos como pautas, no reglas, recuerda que la práctica es individual y debe adaptarse a tus necesidades y gustos, por lo que debes ajustarlos a tu caminata. La meditación en movimiento nos ayuda a sentirnos menos distraídos por los pensamientos y nos permite disfrutar más de nuestro paseo. No te olvides de apreciar el simple placer de caminar.
Manuela Granado
Manuela Granado
2025-07-10 04:37:53
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La meditación en movimiento consiste en mantener un estado de concentración absoluta mientras realizas alguna actividad. La idea de movernos mientras meditamos es concentrarnos y poner el foco en el aquí y el ahora sin importar lo que estemos haciendo. Por tanto, esta experiencia podría vivirse mientras caminamos, danzamos o realizamos otros ejercicios con atención plena. Al meditar entramos en un estado de conciencia en el que no juzgamos y simplemente observamos. Al igual que hacemos con las prácticas de meditación sedente, si nos distraemos mientras meditamos en movimiento, volveremos de forma amable y consciente al ejercicio que estemos realizando. Se consigue, además, un grado elevado de autoconocimiento ya que exploramos nuestras capacidades, limitaciones o habilidades. Siempre sin juzgar y con una mente abierta a la experiencia. Se toma consciencia de cómo se encuentra el cuerpo, de su peso, de las sensaciones del entorno, de cómo se mueve cada músculo, de la tensión o relajación, etc. Con la meditación en movimiento podemos armonizar y elevar nuestros niveles de conciencia. El primer paso es revisar la actitud. Antes de ponerte en la esterilla o comenzar a realizar el ejercicio que te hayas propuesto es importante entrar en un estado de calma. Esto puedes conseguirlo a través de la respiración. Realiza tres o cuatro respiraciones profundas. Deja a un lado cualquier expectativa o idea previa que tengas. Céntrate en tu intención de permanecer de manera consciente y atenta a tu cuerpo y a tus sensaciones. Permanece presente en el ahora y cada vez que te distraigas vuelve a traer la atención al movimiento, de manera amable y serena. Comienza a moverte muy despacio, con suavidad. No tengas ninguna prisa. Mantén cada postura unos momentos de forma que puedas respirar y notar los puntos de apoyo así como la sensación de tensión de los músculos. Deshaz la postura también con calma y tomando consciencia de cada movimiento.
Vera Montañez
Vera Montañez
2025-07-10 03:20:45
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La meditación activa es meditación en movimiento. Esencialmente, se trata de conectarse con el aquí y ahora mientras se realizan actividades diarias: prestar más atención a lo que sucede en tu cuerpo mientras realizas una tarea, te ayuda a conectarte más con el presente y a ser más consciente de tí mismo. Preparando comidas: mientras cortas verduras para la cena, puedes enfocarte en tus cinco sentidos, un sentido a la vez. Observa las sensaciones sin juzgar. Con la práctica, simplemente observarás tus sentimientos en lugar de dejarte consumir por ellos. Limpieza: el simple acto de lavar un plato puede ser consciente. Caminando: céntrate en la forma en que el pavimento presiona tus pies con cada paso, mientras das un paseo. Ducha: cierra los ojos y siente el agua acariciando tu piel. Sintoniza tus sentidos: ¿qué ves, hueles, oyes, saboreas y tocas? Olvídate de movimientos específicos: la meditación activa es menos sobre el movimiento y más sobre la energía detrás del movimiento. Concéntrate en la energía que crean tus movimientos, el lugar donde la mente se encuentra con el cuerpo. Puedes hacer que tu actividad rutinaria sea tu tiempo para la meditación activa. No solo está bien, sino que es preferible comenzar poco a poco. Establecer metas pequeñas y alcanzables te dará el impulso que necesitas para seguir avanzando.